Hasta la próxima

La impronta de Ciudadanos se reduce a tres municipios y veintiún concejales en una provincia en la que llegó a tener sesenta ediles. Dan un paso atrás para regresar con más fuerza

06 jun 2023 / 10:32 H.

El componente personal fue lo único que salvó a Ciudadanos de la hecatombe en la cita con las urnas que deja una resaca para morirse. Fue una tragedia el balance de los resultados de un partido erosionado, tocado y a punto del hundimiento. Si sale a flote una marca que llegó a ser lo que fue no es más que por los nombres y apellidos de vecinos comprometidos y queridos en sus pueblos y ciudades, que hacen que el color sea lo de menos en unas elecciones municipales. No concurrirá a la convocatoria con la que sorprendió Pedro Sánchez a unas cuantas horas de cerrar los colegios y, aunque puede haber detractores de una idea que significa dar carpetazo al trabajo de mucho tiempo, lo cierto es que quienes están al mando del timón saben que es la mejor solución en un momento en el que aflora el bipartidismo.

Miguel Moreno es el coordinador en la provincia y, además, forma parte de la Comisión Permanente Nacional de Ciudadanos, allí donde todos están de acuerdo en dar un paso atrás para coger carrerilla cuando tenga que ser. El resultado del 28 de mayo era muy parecido al que realizaron las cabezas pesantes en el pronóstico del mapa provincial. Su huella se reduce a tres municipios. Por un lado, Porcuna, donde la convocatoria electoral fue un mero trámite. Miguel Moreno es mucho más que un alcalde y, en este sentido, da igual el partido por el que se presente que, mientras él quiera, seguirá dirigiendo las riendas del Ayuntamiento. Lo mismo ocurre con Enrique Puñal en Cárcheles o Manuel Fernández en Aldeaquemada, los “ex” de Ciudadanos que continúan con el bastón de mando bajo la batuta del Partido Popular. Paréntesis aparte, por otro lado está Arjonilla, donde lo cierto es que nadie esperaba una mayoría absoluta para el sucesor de Miguel Ángel Carmona, un triunfo que pueden apuntarse los de naranja en el reducido cómputo nacional. Y, por último, Rus. Aquí sí es cierto que las cuentas de las previsiones eran al alza, pero todo hace indicar que Ciudadanos será determinante para la conformación de un equipo de Gobierno en el que, incluso, pueden llegar a gobernar. Las negociaciones están en marcha. Habrá que estar vigilantes a lo que pueda pasar de aquí al próximo día 17. De sesenta concejales pasan los de Adrián Vázquez a veintiuno en la provincia. La marca está más desgastada que las zapatillas de un mendigo y, aunque el componente personal garantiza la supervivencia, los de arriba y los de abajo están convencidos de que nada tienen que aportar en la foto fija del momento. Hay que tener en cuenta que las próximas serán unas elecciones generales en las que el común de los mortales votará entre la continuidad de Pedro Sánchez o su salida y, a todas luces, los de la izquierda depositarán su voto en las urnas con la firme intención de derrotar a la extrema derecha. ¿Qué pinta en medio Ciudadanos? La pregunta es retórica.

No queda otro camino que apartarse, pero no para esfumarse como el humo, sino para tomar aire fresco, rearmarse y afrontar las siguientes citas electorales con más fuerza que nunca y convencidos de que es necesario un partido de centro cuando el bipartidismo campe a sus anchas y aprieten los llamados a tener la llave de la gobernabilidad en un buen puñado de comunidades autónomas. Mientras tanto, pico y pala para los cinco alcaldes de Ciudadanos que habrá, en los próximos cuatro años en Andalucía, y los sesenta que, mediante acuerdos, se pronostica que tendrá España. La mejor aportación para contribuir a la estabilidad política es, a veces, tomar una decisión difícil.

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No hay ni un partido contento tras las elecciones municipales

Es habitual que todos los partidos, después de celebrar unas elecciones, intenten extraer el lado positivo por más que la suma de los datos no dé el resultado que esperaban. Sin embargo, en la cita celebrada hace una semana, no hay ni una fuerza política que pueda estar contenta, a través de sus representantes, en la capital. El Partido Socialista, en primer lugar, porque fue el más votado, pero no lo suficiente como para gobernar con la tranquilidad que da una mayoría absoluta. El Partido Popular porque se quedó con la miel en los labios, con menos de trescientos votos de diferencia para estar en el “number one” de la lista. Jaén Merece Más tampoco posee motivos para la alegría. Tiene la llave de la gobernabilidad en sus manos, de él dependerá si la balanza se inclina hacia la derecha o hacia la izquierda, pero la intención de quienes dieron el paso para trabajar por la ciudad no era otra que aspirar a entrar en otras administraciones públicas, empezando por Diputación Provincial, y se quedó a unas doscientas papeletas de conseguirlo, no de noventa y uno, que es el dato que establece la Ley D’Hont para el siguiente escaño. De Ciudadanos ya se sabe todo y de las coaliciones de izquierda, también, la primera vez que no consiguen representación municipal. Vox, sin lugar a dudas, esperaba más, y sin despeinarse.

EN CORTO. María Orozco e Ildefonso Ruiz, los dos ganadores

El papel de María Orozco en el Ayuntamiento de Jaén en los últimos cuatro años fue clave para garantizar la estabilidad política después de la estampida de los tres concejales de Ciudadanos con los que comenzó mandato. Siguió fiel a su compromiso pactado con el Partido Socialista, agotó legislatura y, en silencio, trabajó por la economía municipal en una situación más que complicada por la deuda que nadie acierta a ponerle los números verdaderos. Supo ver a tiempo la que se avecinaba y, lo mismo que llegó, se apartó de la política activa. En situación similar está su compañero Ildefonso Ruiz, diputado provincial de Ciudadanos que también termina mandato con la satisfacción del deber cumplido y sin buscar refugio en otro partido, como bien pudo haber hecho.