Entre guerras y damas

Tienen que saber los jiennenses que el Ayuntamiento depositó demasiada confianza en el Ministerio de Defensa, que la Junta jugó a dos bandas y el Gobierno puso la guinda del pastel

08 feb 2021 / 15:26 H.

El trastorno político que supone el rechazo de la candidatura jiennense para la instalación de una base logística del Ejército de Tierra en la capital se queda a la altura de una zapatilla comparado con el bloqueo social y económico que provoca un mazazo de tales dimensiones. Hará falta mucho tiempo, que es lo único que todo lo cura, para acabar con el descontento ciudadano con una clase que ha perdido hasta los modales. Jaén necesita un golpe en la mesa para que no se vuelva a repetir el ninguneo histórico de un Gobierno que no regala ni padrinos y, aunque el daño está hecho y resulta irreparable, los jiennenses merecen más que gestos entre quienes les representan. La dama que un buen día se enfundó el vestido de ibera para reivindicar un museo inacabado, Carmen Calvo, sirvió en bandeja a su presidente, Pedro Sánchez, la oportunidad que esperaba para pagar con la misma moneda a la dirección socialista de Jaén, aquella que le dio la espalda en las elecciones primarias en las que ganó a Susana Díaz. Las cosas no pasan porque sí, nada es fruto de la casualidad y, sobre todo, hay que hilar con hilo fino para entender que detrás de cualquier decisión siempre hay un motivo y, en el caso del Plan de Concentración de Órganos Logísticos Centrales del Ejército, el conocido como Plan Colce, queda claro que fue política. Las consecuencias, tan imprevisibles como inciertas, marcarán un antes y un después en todos los estamentos institucionales, porque en esta “película” necesitada de un final a la americana no hay protagonista que se salve.

En el Ayuntamiento de la capital, un equipo formado por el Partido Socialista y Ciudadanos, está la cosa que arde. Todos se sienten engañados, no hay género de duda alguna, pero si alguien hizo todo lo habido y por haber para conseguir una infraestructura militar sin precedentes para esta tierra fue el grupo que lidera María Cantos. Nadie creía en el proyecto y, puerta por puerta, consiguió convencer a toda la provincia, incluso a los suyos que, en Sevilla, miraban de reojo la maniobra de una edil que tenía hasta mascota para la futura base del Ejército. Ella se encargó, junto con su gente, del estudio de viabilidad, de su redacción e, incluso, de buscar financiación con una Junta de Andalucía que merece un capítulo aparte. Julio Millán abanderó la idea, se coló en los despachos del Ministerio de Defensa y, con el respaldo del presidente de la Diputación Provincial de Jaén, Francisco Reyes, llegó hasta donde tenía que llegar para conseguir el compromiso gubernamental de que la candidatura jiennense era la elegida, algo de lo que, por cierto, no hay documento que lo pueda acreditar.

Ninguna ciudad de las presentadas conocía, en España, la existencia de un plan que lleva doce años guardado en el cajón del olvido. Fue Jaén la que revitalizó un proyecto en el que los astros se alinearon, como otras veces más, para que llegaran fondos de Europa que hicieran viable y agilizaran la construcción de tan necesaria infraestructura. Sobran los motivos por los que la capital era, y es, la perfecta aspirante a tan importante iniciativa, por su historia, por su situación geográfica, porque tenía financiación y terrenos y, fundamentalmente, por una cuestión de justicia. Todo estaba atado, muy bien atado, con los deberes cumplidos y el compromiso expreso, aunque verbal, de la secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, de que el Plan Colce era para Jaén. Sin embargo, giró la puerta de atrás y, en un programa radiofónico realizado curiosamente en Córdoba, Carmen Calvo dejó claro el robo a mano armada realizado a la provincia de Jaén. Sin paños calientes. La decisión, de cara a la galería, fue del Ministerio de Defensa, pero la maniobra fue suya. De nadie más.

El pacto de Gobierno no saltó por los aires, el viernes pasado, por la postura reivindicativa de un alcalde que se salió del guion porque, por otra parte, como representante de los jiennenses no podía permanecer impasible. Cierto es que María Cantos esperaba más, pero queda claro que si él rompe en público el carné de afiliado del Partido Socialista, ella está llamada a hacer lo mismo con el suyo, porque hay que tener en cuenta que la Junta de Andalucía, gobernada por el Partido Popular y Ciudadanos, jugó a dos bandas para salir a ganar.

Aquí radica la segunda cuestión. La Administración autonómica firmó una declaración institucional en el Parlamento para respaldar la candidatura jiennense al Plan Colce y, sin embargo, acompañó a la cordobesa en el camino para presentar la suya en Madrid. Con Jaén estuvo el consejero de Hacienda, Juan Bravo, aunque nunca llegó a salir en la foto, mientras que con Córdoba acudió la titular de Fomento, Marifrán Carazo, que sí hay imágenes que lo certifican. Es normal que, una vez conocida la sentencia final, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, muestre su alegría porque sea Andalucía la elegida. ¿Qué dedo me corto para que no me duela?

Esa es la realidad. Un Ayuntamiento que dio por hecho que el Plan Colce era para Jaén. Una Administración autonómica que intentó quedar bien con todos y un Gobierno central que se ha ganado la confianza y el respeto de los jiennenses para siempre. Lean entre líneas. Gracias.

En corto
Una carta a la que se suman alcaldes de todos los colores

El alcalde de Jaén, Julio Millán, envió el mismo viernes una carta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, más propia de un dirigente de diferente signo político que de un compañero de siglas. La indignación queda clara en una misiva remitida al método tradicional, el del papel, el más seguro en unos tiempos en los que cuesta lo mismo escribir que borrar un mensaje en las temibles redes sociales. Son muchos los alcaldes del Partido Socialista que se suman a esa carta, aunque también los hay de otros colores políticos, fundamentalmente el Partido Popular. La “bofetada” del Plan Colce dolió a todos por igual y, aunque se rompe la disciplina de partido, alguien tiene que decir hasta aquí hemos llegado. Hay quienes hablan, incluso, de gestora en el Partido Socialista en esos mensajes telefónicos que corren como la pólvora y que los carga el diablo. No olviden que Jaén fue la más crítica con Pedro Sánchez y, ahora, lo es con Susana Díaz.