Cuento de Navidad

23 dic 2019 / 11:24 H.

No había quien pusiera la mano en el fuego por la perdurabilidad de un matrimonio de conveniencia cuya bendición costó sudor y lágrimas tras una noche de verdadero infarto. El amor, capaz de mover montañas, no siempre garantiza la estabilidad y, por más que la chispa conduzca hacia la deseada unión, tiene que existir un elemento de conexión en el centro de la “pareja” que ejerza de pegamento del bueno para evitar indeseadas rupturas. El Partido Socialista y Ciudadanos representan en la capital ese ejemplo de boda política que, a trancas y barrancas, se dieron el “sí quiero” con el interés general de la ciudadanía como nexo para justificar que nada es imposible. Lo hicieron cuando el viento soplaba en dirección contraria, con un Gobierno en Andalucía basado en otro matrimonio de conveniencia, en este caso, con el Partido Popular y Ciudadanos como actores principales de un reparto en el que quedan muchos capítulos por ver. Quienes daban por hecho que el pacto no llegaba a la época del turrón, la de Navidad, se equivocaron.

El alcalde de Jaén, el socialista Julio Millán, y la concejal de Promoción Económica y portavoz de la fuerza naranja, María Cantos, en un desayuno informativo con los medios de comunicación, hicieron balance de los seis meses de casamiento en el Ayuntamiento de Jaén y, aunque no tuvieron más remedio que asumir que las diferencias políticas existen, dejaron claro que el pacto funciona. Forman un equipo de quince personas, trabajan al compás del ritmo que marcan los jiennenses y no tienen más remedio que morderse la lengua cuando a alguna de las dos partes no le gusta lo que hace la contraria, porque lo que importa es que los ciudadanos perciban que algo cambió en las últimas elecciones municipales. Hay especial interés por parte del alcalde en que las medallas sean repartidas para todos por igual, independientemente de que el éxito corresponda a una de las dos fuerzas en liza, porque no hay que olvidar, valga la redundancia, que son dos los partidos que gobiernan en el Ayuntamiento de Jaén. No interesa a la crónica política que el curso de los acontecimientos se asemeje a una balsa de aceite, quizás porque esté fuera de los cánones de lo habitual tanta paz y concordia entre colores con ideales contrapuestos. Sin embargo, adaptarse a los nuevos tiempos será coser y cantar. El espíritu navideño, capaz de dilapidar hasta las más duras confrontaciones, impregna un ambiente político modélico para las futuras generaciones e, incluso, para las presentes, porque en todas las casas, como dice el refrán, cuecen habas. Para Julio Millán, el Ayuntamiento está en buena racha, con una coyuntura favorable, con iniciativas sobre la mesa que generan grandes expectativas y dejan ver un horizonte de crecimiento económico y de creación de empleo. Su deseo es que el matrimonio de conveniencia dure más de cuatro años. Su socia de Gobierno, María Cantos, no piensa más allá de este mandato, partido a partido, como en el fútbol, pero coincide plenamente con quien se unió —políticamente— aquel 15 de junio. Empeñada en hacer ver que su equipo no es una muleta en la que apoyarse, escuchar a los jiennenses y dar respuesta rápida a sus reivindicaciones es lo que le quita el sueño desde que forma parte del Gobierno municipal. El balance de los seis meses es bueno, con más luces que sombras, con aciertos y con errores de principiantes y con la mirada puesta en una ciudad que aspira a fortalecer una capitalidad que se tambaleó en algún momento. Los jiennenses merecen otra forma de hacer política y que el relato no sea solo un cuento de Navidad.