Con sello jiennense
Ahí estaba él en la noche electoral del 23 de julio, un jiennense que empezó desde el municipalismo y que hoy se ha convertido en un referente nacional: Juan Francisco Serrano
La fotografía que acompaña a esta crónica de verano, con resaca poselectoral, tiene una enorme importancia para el Partido Socialista de Jaén, fundamentada en la presencia de un baluarte nacido y criado en un municipio de la provincia, que empezó en política donde tienen que comenzar los políticos, en el Ayuntamiento de su pueblo, desde la base, hasta subir peldaño a peldaño al lugar que hoy ocupa en la cima nacional. Está tomada en la sede de la madrileña calle Ferraz, con el presidente del Gobierno en funciones y candidato a continuar en el poder, Pedro Sánchez, como protagonista indiscutible de una noche de verdadero infarto por esos resultados que dejaron un panorama tan abierto como incierto. Ahí está él, a la izquierda de la imagen, entre ministros y líderes indiscutibles de uno de los momentos más trascendentales de la historia de España. Juan Francisco Serrano Martínez (Bedmar, 1988) juega un papel esencial en ese enlace necesario entre la puerta de entrada a Andalucía y el centro donde se toman las grandes decisiones que contribuyen al avance o el retroceso de todo un país.
De perfil forjado en el municipalismo, tuvo que ser concejal antes de coger el bastón de mando en el Ayuntamiento de Bedmar, por cierto, uno de los municipios de la provincia con más alcaldes desde aquellas primeras elecciones municipales de 1979. Ingeniero industrial de profesión, militó en las Juventudes Socialistas en los comienzos de una carrera en la que está curtido en la gestión y en lo orgánico. Hoy puede presumir de haberse fogueado en el Congreso de los Diputados después de dos legislaturas en las que fue vocal de la Comisión de Hacienda, de Industria y Comercio, vicepresidente primero de Agricultura y portavoz de la misma materia del Grupo Socialista en la Cámara Baja. Adjunto a la Secretaría de Organización del PSOE federal, llegó al cargo después de la última remodelación de la ejecutiva que pergeñó Pedro Sánchez cuando José Luis Ábalos perdió pie y es una de las figuras claves de presente y de futuro. En uno de los perfiles de sus redes sociales informa de cuál es su profesión, en la especialidad de la Mecánica, y deja claro que hace “parada en la política” en un lugar de privilegio para cualquier militante activo. Algo tendrá el agua cuando la bendicen...
Juan Francisco Serrano, cabeza de lista por la provincia de Jaén en la convocatoria del inolvidable 23 de julio, tiene la confianza de las siglas a las que representa, la aprobación de su secretario general en Jaén, Francisco Reyes, y el empuje del mandamás, Pedro Sánchez, un presidente que quiere mantenerlo a su lado en un nuevo mandato en el que quienes están en la fotografía saben que será el de la continuidad, aunque haya que buscar apoyos debajo de las piedras de tierras catalanas. Paréntesis electoral aparte, el bedmarense fue uno de los artífices del proyecto de construcción del Centro Tecnológico de Desarrollo y Experimentación (Cetedex) del Ministerio de Defensa en Jaén, tiene hilo directo con las cosas de “palacio” y, aunque siempre haya alguna voz discordante por aquello de que en todas casas cuecen habas, lo cierto es que capaz de unir voluntades en torno al socialismo jiennense, que también tiene sus altos y sus bajos. Perteneciente a una generación de jiennenses comprometidos con su tierra, estará donde él quiera estar en una etapa de su vida en la que dejó de comer cascarones por aquello de haberse convertido en padre. Protagonista indiscutible en Jaén y en Madrid, es tanto lo que le queda por aprender como por vivir, una carrera en la que lo importante no está en llegar a la meta, sino en mantenerse cerca de ella.
Adelante eso de la política “anti-tierra quemada” del pacto de Gobierno
Uno de los apartados que contiene el pacto de Gobierno firmado entre el Partido Popular y Jaén Merece Más en el Ayuntamiento de Jaén, entre las 100+1 medidas rubricadas ante notario por si las moscas, se llama algo así como política de “anti-tierra quemada” y consiste en dar continuidad a los proyectos que están en marcha, iniciados, a medio camino o pendientes de estudio. Aparecen, entre ellos, la remodelación de la Plaza de la Constitución y la calle Virgen de la Capilla, la aceleración de empresas tecnológicas, la construcción del vial peatonal que unirá la Avenida de Granada con la Institución Ferial, la mejora del Paraje de Los Cañones, nuevos aparcamientos disuasorios, el colector de los puentes y otras iniciativas públicas más por todos conocidas que desembocan en algo tan elemental para el paisaje urbano como es el tranvía. Nadie puede perder de vista que ya están adjudicados los contratos para la puesta a punto y habrá que estar vigilantes para un cumplimiento en el que los ciudadanos han perdido totalmente la esperanza. Cierto es que nos encontramos en una de las épocas del año en las que el común de los mortales está de vacaciones, pero habrá que hacer algo más que limpiar el trazado para que los cuatro años no pasen en balde.
EN CORTO. Cuando prima la marca sobre las personas
Uno de los ejemplos que demuestran que no son lo mismo las elecciones municipales que las generales se aprecia claramente en las campañas que los partidos diseñan para unas y para otras y, en este sentido, la muestra del botón se puede ver en Vox, una fuerza política que quedó en tercera posición en la provincia el 23 de julio sin pestañear. Prima la marca en unos comicios en los que sus representantes provinciales no tuvieron que hacer esfuerzos extraordinarios para visitar los municipios y convencer de su proyecto. Francisco José Alcaraz consiguió mantener su escaño en el Congreso de los Diputados sin que su electorado ni siquiera le conozca, mientras que el resto se pateó lugares estratégicos para intentar convencer de su ideario.