Amar en tiempos revueltos
De nada sirvieron los intentos del Partido Popular para frenar la “invasión” del Partido Socialista en el equipo de Gobierno de Raúl Caro-Accino, quien tendrá que apearse del sillón de mando
Los movimientos que se suceden en Linares con la política como principal arma de lucha significa algo así como amar en tiempos revueltos. El Partido Socialista declaró la guerra al equipo de Gobierno con una propuesta de moción de censura que tenía tan atada como los cordones de los zapatos de un futbolista. El tiempo demostró que el trabajo entre bambalinas para dar la vuelta a la tortilla a la gobernabilidad municipal fue crucial para sembrar un nuevo escenario en los prolegómenos de unas elecciones municipales que serán la verdadera prueba de fuego para unos y para otros. Javier Perales será el próximo alcalde a partir del 11 de marzo, salvo sorpresa de última hora, gracias al respaldo de Izquierda Unida y de Cilu, dos partidos que la ciudadanía colocó en la oposición y con ideología como de la noche a la mañana que están llamados a entenderse.
Los intentos por frenar un planteamiento que rompe los esquemas en el Ayuntamiento de la segunda ciudad de la provincia más grande en población cayeron en saco roto. Estaba muy convencido el alcalde, Raúl Caro-Accino, de su permanencia en el sillón de mando, lo mismo que su enemigo más íntimo en este momento tenía la tranquilidad manifiesta de que su paso al frente era en firme, no un mero brindis al sol. Ni la dimisión de Noelia Justicia, la concejala más fiel en un grupo más dividido que las piezas de un puzle, surtió el efecto deseado. Curioso que Ciudadanos se haya mantenido al margen como partido político en una batalla en la que tenía todas las de perder. Fue más bien el Partido Popular, con Erik Domínguez al frente, quien se batió el cobre para intentar apaciguar las pretensiones socialistas en un tablero de ajedrez en el que llegó el momento del jaque mate. Fue el presidente provincial el que mantuvo reuniones con más intensidad que un terremoto en la escala de Richter fundamentalmente con los máximos representantes de Cilu, quienes tuvieron la sartén por el mango hasta el momento en el que la militancia expresó su voluntad de cambio en las urnas internas. De nada sirvieron los argumentos encaminados a parar un carro de combate cargado hasta las trancas.
La tercera moción de censura en la provincia de la presente legislatura municipal se consolidará en un pleno municipal precedido de un revuelo social que suena a episodios históricos en una ciudad que sabe salir a la calle cuando hay que salir. La sociedad se divide y demuestra su malestar con una protesta participativa física y virtual. Basta con dar un paseo por las redes sociales para darse cuenta de que los linarenses no permanecen impasibles ante el conflicto político. ¿Merece la pena, a poco más de un año de convocatoria electoral, forzar el cambio? Nadie podrá contestar a esta pregunta de una forma objetiva. Solo el tiempo dará la razón a quienes, de una parte y de otra, consideran que la lleva. El caso es que la próxima semana habrá pleno extraordinario para desalojar del poder a Raúl Caro-Accino con la maniobra de la lista más votada en la última cita con las urnas. El alcalde, más empresario que político, se queda con la mano tendida y con las ganas intactas de continuar un proyecto en el que la sociedad linarense empezaba a coger sus frutos. El Partido Socialista aspira a devolver el diálogo y la participación que considera perdidos. Izquierda Unida quiere debutar en el Gobierno con impronta de la regeneración democrática. Y Cilu asume el desgaste político en forma de venganza. Javier Perales será el alcalde durante los próximos catorce meses y, aunque se presupone que también encabezará la siguiente candidatura socialista, suena con fuerza el nombre de una mujer, Ana Cobo. Ella tendrá la última palabra.
Los “casadistas” respaldan un congreso extraordinario
Se mantuvieron en silencio, cuando estalló la crisis nacional del Partido Popular y, justo cuando Juanma Moreno se pronunció, llegó el efecto dominó. Los “casadistas” jiennenses desde aquellas primarias en las que apostaron a caballo ganador se muestran partidarios de celebrar un congreso extraordinario que termine de una vez por todas con los dimes y diretes que tanto benefician al resto de fuerzas políticas, sobre todo a la que está en el poder. El presidente provincial, Erik Domínguez, habló alto y claro en una convocatoria de prensa en la que quiso poner el foco en la agricultura y, sin embargo, derivó en los derroteros de la otra actualidad. Lo mismo hizo el senador Javier Márquez, a través de un tuit mañanero en el que dejó claro su posicionamiento. Ambos fueron los únicos cargos del PP jiennense que hicieron público su apoyo a Pablo Casado, el candidato que menos apoyos tenía a priori en las primarias nacionales en las que resultó ganador. Salir del atolladero está complicado, sobre todo después de la crisis que se da por cerrada en el seno interno de la calle San Clemente y que ve ahora abierta otra, en el ámbito nacional, que de alguna manera puede afectar en la próxima cita con las urnas.
La política marca los tiempos en todas las áreas
Queda claro como el agua que es la política la que marca los tiempos y las formas en todas las áreas, incluida la Educación. El ejemplo está en que mañana, 1 de marzo, empieza el proceso de escolarización en toda Andalucía y, salvo contratiempos de última hora, este año no habrá cambios en los centros educativos de la provincia. No se esperan fusiones ni eliminación de unidades en los prolegómenos de unas elecciones autonómicas. Todo el trabajo polémico que había que hacer, se hizo antes, sobre todo en un tema tan sensible y que genera tantas incomodidades en las familias que se ven obligadas a modificar sus hábitos de vida cuando sus hijos no pueden entrar en los colegios o institutos que entraban en su planes. Así es la política.