A la orden del día

20 abr 2020 / 16:32 H.

Retomar la actividad en los lugares que están cerrados a cal y canto para impedir la entrada del coronavirus costará mucho más que sudor y lágrimas. La escasez de confianza en una pandemia que no tiene fin hará que el común de los mortales que está confinado en sus casas por orden y mando del decreto de estado de alarma se lo piense una y dos veces antes de poner un pie en la calle. El miedo a permanecer con más gente entre cuatro paredes persistirá, dicen los especialistas, durante el tiempo necesario que lleva hasta el olvido de unas circunstancias únicas, extraordinarias y jamás vividas. La política más cercana, centrada en estos momentos en la gestión de una crisis que no hay por dónde coger, empezará a retomar la actividad presencial esta misma semana. Hay reticencias a la cercanía y el contacto físico.

Concejales, diputados y parlamentarios empiezan a acostumbrarse a tratar los asuntos que afectan a la ciudadanía, desde su posicionamiento partidista, con el ordenador como vehículo de contacto. Lo telemático impera en la era de las nuevas tecnologías, a las que todos se adaptan, tanto los que ya estaban acostumbrados como los que se estrenan en una práctica que permite viajar por el mundo sin salir de casa. El retorno al trabajo no será fácil después de un mes y medio de encierro legal. Sin embargo, no hay más remedio que regresar al tajo y, aunque hay quienes no están de acuerdo con decisiones que puedan resultar precipitadas, la vuelta a la normalidad empieza hoy mismo a ser una realidad.

Por ejemplo, el Ayuntamiento tiene convocada una Comisión de Hacienda, esta mañana, que exige la presencia física de los concejales que tienen voz y voto en ella. No habrá problema para guardar la distancia y tomar todas las precauciones del mundo, pero la principal fuerza de la oposición, el Partido Popular, ve ilógico que, al día siguiente, la mesa de negociación se celebre de forma telemática.

El alcalde de Jaén, Julio Millán, prepara el pleno de abril, el próximo día 29, para tratar la gestión del covid-19 y el futuro totalmente incierto y oscuro que se avecina. No está organizado cómo será. La idea es que la decisión se tome en conjunto, es decir, que el resto de partidos puedan participar en el diseño de una sesión en la que, incluso, se baraja la posibilidad de que no asistan todos sus componentes. El reducido espacio del salón de plenos obligará a una reestructuración en la que puede que haya concejales en la bancada del público ataviados de mascarilla y guantes. El portavoz de los populares en el Ayuntamiento de la capital, Manuel Bonilla, propone la única asistencia del alcalde, los portavoces y los tenientes de alcalde y, sin entrar en polémicas en un momento en el que la idea es remar y remar, subraya la necesidad de dar ejemplo desde las instituciones. No puede ser que los políticos pidan a sus vecinos paciencia con el confinamiento y, en pleno estado de alarma, retomen una actividad para la que hay medios suficientes para seguir en casa.

La Diputación Provincial de Jaén también vuelve al redil. No serán reuniones largas, sino de mero trámite, pero el 22 hay Comisión de Recaudación y el 23, de Hacienda. El pleno está preparado para el día 28 de abril y, aunque hay también reticencias ante la premura en plena pandemia, lo que está claro es que en el palacio de la Plaza de San Francisco no habrá problemas para garantizar los dos metros de distancia que aconsejan las autoridades sanitarias. No obstante, el Partido Popular no ha sentado nada bien que el presidente provincial, Francisco Reyes, opte por la presencia física en lugar de la opción tecnológica, máxime cuando la propia Administración recomienda a sus alcaldes que utilicen la plataforma telemática Cisco Webex para evitar, en la medida de lo posible, lo presencial.

El portavoz de los diputados populares, Miguel Contreras, confía en que el próximo pleno no se extienda el debate con cuestiones que el momento no permite. El Plan Escalada Jaén, dotado de 15 millones de euros, centrará el orden del día de una sesión plenaria que, eso sí, quedará para la historia, porque eso de ver a los diputados aderezados con material de protección no ocurre todos los días.

El ayuntamiento de ayuntamientos ya tiene confeccionada una sesión a la que, eso sí, se podrán ausentar quienes presenten síntomas compatibles con el covid-19. Aparte de los dos metros de distancia entre unos parlamentarios y otros, la entrada y salida de los asistentes se espaciará en el tiempo, en el sentido de impedir que se produzcan aglomeraciones, por lo que se dispondrá la apertura de los espacios previstos con antelación suficiente. Por otra parte, se facilitarán mascarillas quirúrgicas que deberán ser utilizadas por parte de todos los asistentes, aunque tiene libertad para retirarlas en el momento de la intervención. También habrá botes de solución hidroalcohólica para poder higienizar las manos, fundamentales por si hay intercambio de documentación.

La Diputación, lo mismo que el Ayuntamiento de Jaén, trabaja para que los medios de comunicación puedan hacer seguimiento informativo de los plenos para evitar la presencia de más personas en el salón.

Reducir el riesgo al máximo será objetivo desde el minuto cero, aunque hay quienes no entienden que, en un momento crítico como el actual, con una curva de contagios que se contiene pero no baja, las administraciones se precipiten con órdenes del día que no solo pueden esperar, sino que existen otras vías alternativas para huir de protagonismos que no conducen a nada. Predicar con el ejemplo y estar en primera línea de fuego en una crisis sin precedentes es totalmente incompatible.