Si resulta que en Jaén no se vive...

Cada cierto tiempo vienen lumbreras a decirnos gilipolleces que algunos periodistas tratan con profusión y grandes titulares, quizá más preocupados por solventar el día al dictado de lo primero que cae en la cazuela informativa, que de establecer una línea de coherencia en su caminar diario, sazonada, además, con grandes dosis de responsabilidad sobre lo que pasa. Porque lo que pasa es demérito de todos, mayormente del olvido secular al que la clase política ha sometido a esta tierra pero también de los ‘sometidos’ periodistas que callan y proclaman el “sí, guana”, como entusiastas meapilas. Incluso se atreven con espontáneos episodios de arrojo, cuya valentía queda reducida a la nada porque siempre esconden la mano después de tirar la primera piedra. Dice todo esto el “señor Jota” porque vuelven los titulares de que en Jaén es de lo peorcico de España para vivir. “No creo en el miedo. El miedo lo han inventado los hombres para llevarse todo el dinero y los mejores trabajos”, subrayaba la novelista irlandesa Marian Keyes. Es el “señor Jota” un empedernido defensor de la libertad y no aguanta ni medio comentario de quienes pontifican y hacen suyo el lamento, la resignación y el victimismo, pero con su estómago prestado bien calentito. Pontifican siendo esclavos de sus silencios cómplices, ladran para no ahogarse en su propio vómito de tanto adular y lamer el pesebre del señorito de turno... No, no ha empezado enfurruñado el año el “Señor Jota”, por “Jesusito de mi vida” que no, solo que ante un nuevo ciclo pandémico, cual ola que va y viene insobornable al desaliento, quiere dejar claro que San Francisco de Sales, el patrón plumilla, no es bien venerado aquí, al menos como se mereciera. Decía Virginia Woolf , quien compaginó siempre su vida con modernismo y feminismo, además sabrosa literatura, que “no hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente” y este pensamiento le acompañará al “señor Jota” cada final de mes de este 2021 tan incierto como creíble es que vivimos en una tierra maravillosa que algunos lumbreras colocan en los vagones de cola de la vida saludable, porque verbigracia, no tenemos campo cuando vivimos junto al mayor bosque del mundo. Esas estadísticas que nos colocan tan mal no saben lo que es calidad de vida: Nos faltarán autopistas hacia la modernidad y comunicaciones punteras, ¿pero calidad de vida? Por favor, que no, son mamarrachos informes y quienes los proclaman en los noticiarios pues eso, que solo quieren pasar a la posteridad como los mejores escribidores al dictado jamás conocidos. Y acaba así el “señor Jota”, con Ana María Matute: “El mundo hay que fabricárselo uno mismo, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo verdad”.