Se parte el corazón, se hiela el alma

Sucede a veces, quizá porque fiamos nuestra vida a la catástrofe y el abandono secular, que somos carne de Telediario, que es lo mismo que decir que se acuerdan de nosotros solamente cuando hacemos algo malo. Quizá malo no sea la palabra, lo siguiente, lo peor de la condición humana, cómo una persona es capaz de matar a una niña. Se nos parte el corazón, se nos hiela el alma con estas noticias a las que dan bombo y platillo en la España de la política centralista y se acuerdan de las provincias solo para lo malo, lo especialmente cruel, aquello que sirve para colocar la etiqueta a un territorio de gente salvaje y arcaico, de gente que se rompe la cabeza a azadazos por una linde, se juramenta para hacer encierros taurinos cuando no están de moda o mata niñas, como ahora, lo máximo en el escalafón de la inmisericordia, segar una vida de alguien que está naciendo a la vida, disponer de la vida de alguien antes que la tuya propia.

Ha sido en Alcalá la Real y desde luego que cuenta con la comprensión y la solidaridad del resto de la provincia, la ira es libre contra ese individuo que se dijo autor confeso y ahora no se sabe la línea estratégica de su defensa jurídica. Clama Alcalá y clama toda la sociedad jiennense entera, ensimismada y en estado de choque, atormentada y paralizada, también deseosa de venganza, por qué esconder la realidad. No hay palabras para describir lo que puede pasar por una cabeza para arrebatarle la vida a alguien, toda la Justicia justa y entera contra quien lo haga, se nos encogen las entrañas cuando alguien mata a alguien que está empezando a vivir, a una niña a quien la vida le arrinconó la infancia en su país de origen y despertaba ahora mismo, precisamente en estos tiempos, la vida en libertad, con sufrimiento y padecimiento, pero libre, con educación igual para niños que para niñas, con atenciones sanitarias idénticas a otros lugares de Occidente, No hay compasión como no hay consuelo para su familia, no hay artimañas jurídicas que valgan, de la misma forma que a esa familia del autor confeso iniciariamente debemos transmitirle amor fraterno porque ellos no han hecho nada y no deben pagar por lo que ellos no han hecho.