La levedad de lo inmediato

Llega septiembre, se despedirá el verano con mes y medio enfrascados en una ola de calor detrás de otra y si hay canícula, pocos pensamientos sanos, que la azotea se entorpece y no hay neurona límpida. Dicho con el gracejo del cantor y poeta Pepe Sánchez del Moral, “se nos va la olla en cuanto que aprieta Lorenzo”. Es la tiranía del aquí y ahora, la insoportable razón de la fuerza, la explosión del “aquí te pillo y aquí te mato”; en definitiva, la levedad de lo inmediato. No hay permiso para la reflexión, hasta perdemos los papeles bailando y cantando en la verbena aquellas canciones que, frescos, aborrecemos. Al “señor Jota” le vuelven a asaltar las dudas existenciales empapado en sudor y vuelve al misticismo, como siempre, para hacer grande a Santa Teresa y su casamiento celestial: “Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero”. La verbena está a tope, huele a humanidad.

Decía el ensayista checo Milan Kundera que “la vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro”. Inmediato pasarlo bien, más inmediato aún exprimir los días a base de soles llevaderos y románticas lunas con las que levitar y aislarse del mundanal ruido. Chirría fuera pero en la verbena hay calor y candor que ahuyenta la guerra, la inflación, el euríbor y las hipotecas disparadas. Suena “Chiquilla” y después “Carolina” y la vida se tiñe color de rosa ante los nubarrones que se avecinan, machacones nuestros políticos, a macacamartillo con el “lobo” de la economía que se esconde mismamente en el otoño. “Siempre tuve miedo al futuro, porque en el futuro, entre otras cosas, está la muerte”, decía el filosofo argentino Ernesto Sábato. El “señor Jota” se acerca de nuevo a la barra, hay que repostar para olvidar, dos años sin verbenas y al tercero que se hizo la luz, la ‘amargura’ por lo que viene. Llega que ni pintada una canción señera de la España cañí que tanto nos gusta y con “mi carro me lo robaron” no hay piedra filosofal que valga, pensamientos dañinos fuera: “Si miras al sol no verás las sombras”, escribió la activista americana sordociega Hellen Keller y ya no vemos más que orquesta en el escenario, se acabaron los problemas, que como decía Picasso “todo lo que puedes imaginar es real”; nos venimos arriba, creciditos con las convidás de los amigos y las miradas de las amigas. Descanso del conjunto. Lo que venga, vendrá, pero mientras llega, que llegará, hay que morir en el intento de pasarlo bien, se dice a sí mismo, convencidísimo, el “señor Jota”. Una sonrisa le cambia la cara, ha recordado a su profesora de Latín cuando le explicaba aquellos latinajos que no sabía escribir bien: “Hic et nunc” (aquí y ahora); “tempus fugit (el tiempo se escapa) o el reconocido “carpe diem” (aprovecha el momento). La verbena se viene arriba, la gente jalea “Paquito El chocolatero”; “alea iacta est” (la suerte está echada). Amanece, sí, pero nadie quita lo ‘bailao’.