Érase el Olimpo del Ninguneo

Entrega de fin de mes del “señor Jota”, con lo que pinta Jaén en Andalucía y España, amuleto de sobrevivencia política >> ¿Sirven las manifestaciones pacíficas? ¿Sí?

28 feb 2021 / 16:31 H.

Se jactaba literariamente el periodista catalán Enric Juliana de la mesura de Jaén y los jiennenses con respecto a la vida puñetera que les han hecho vivir desde siempre: “No se arrancó de cuajo ninguna señal de tráfico, no se quemó ningún contenedor, ni se levantaron los raíles del tranvía fantasma (...) Las protestas no han cesado. Caceroladas y cortes intermitentes del alumbrado. Ningún cristal roto.” Así es Jaén, también periodísticamente, víctima de su victimismo, anclada en su resignación enfermiza y ahora que levanta la voz dejando atrás el lamento de barra de bar lo hace como en silencio, despacito y con buena letra, para no contrariar a nadie. Para el “señor Jota”, a Jaén la han acabado de endiosar en el Olimpo del Ninguneo una tormenta perfecta con unos aliados, no por imaginados, sorpresivos, los políticos que buscan únicamente la sobreviviencia de su sueldo y aquellos cuya egolatría es pura enfermedad mental.

Al ninguneo legendario se le fueron sumando estadíos impropios de gente decente cuando convertidos en políticos obviaron a Jaén. Sirva como ejemplo que los fastos del 92 y la Expo de Sevilla, cuya lluvia de millones revertió la imagen cañí de Andalucía, dejaron en la provincia el Darymelia y el Arche, un teatro y unas escaleras de “casita de muñecas” y la autovía a Madrid, porque no tenía más remedio que pasar por Andújar, por Bailén y por Despeñaperros... La memoria del “señor Jota” es llevadera para la clase política porque sucede que como colectivo ciudadano tenemos la de un pez y si, además, la voracidad de las redes sociales nos catapultan cada dos por tres a nuevas realidades, sucede que es muy fácil no tener en cuenta que si el Olimpo del Ninguneo viene de atrás, nadie nos señaló con unos milloncejos de euros con la crisis de 2008 ni con la pandemia llegó ni llega esa palabrota de la “discriminación positiva” con la que no se ahogan los políticos. Ni los que quieren pasar a la historia por el tamaño de la estatua que creen merecerse ni los políticos paniaugados que solo sirven para votar lo que les mandan y botar a quienes les mandan si hablan más de la cuenta. La tormenta perfecta que ha caído sobre Jaén dejará efectos sonados en la mente de la ciudadanía. A juicio del “señor Jota” por dos cuestiones contradictorias, a imagen y semejanza de Jaén: Una, la gota que ha colmado el vaso es un ejercicio dictatorial de quien se dice gobernante justo y equitativo y se llama demócrata con la boca llena y dos, no olvidemos que Jaén había llegado a una final cuando nadie se lo creía, todos despotricaban y se reían en privado del Plan Colce... Acaba el “señor Jota”, contrariado y empoderado a la vez, y en su retina el lema del cartel de la manifestación pacífica de los jóvenes de Barcelona: “Nos habéis demostrado que las manifestaciones sin violencia no sirven para nada”.