Entre los debe y los haberes
Entrega de fin de mes del “señor Jota” poniendo sobre el tapete la inmoralidad de lo que a Jaén se le debe >> Democracia es reequilibrio e igualdad de oportunidades >> Menos para Jaén
Hay un principio elemental que consagran las constituciones y habla de los derechos de los ciudadanos, sin olvidar los deberes que como individuos libres hemos de asumir personalmente para mejorar nuestro entorno y la sociedad que nos permite disfrutar de un Estado democrático y de Derecho que heredamos de nuestros mayores. Amén, todo muy bien, asiente con la cabeza el “señor Jota” plenamente convencido del valor de la democracia, que hay que regarla a diario, por cierto. Ahora bien, conforme desciende a los pormenores de esos derechos y deberes y lo extrapola a quienes nos gobiernan y han de procurar el reequelibrio territorial y las mismas oportunidades para todos, vivan donde vivan, no hay texto constitucional que lo refrende. Entre los debe y los haberes, a Jaén le sale todo en estampida, ni tiene ni se lo dan.
La pregunta recurrente, que ustedes mismos pueden contestarse es la misma desde hace tiempo: “¿Se lo van a dar? Pues la verdad es que la esperanza es lo último que se pierde y aún pecando de victimistas el corazoncito jaenero siempre tira a la ilusión de lo que tiene que llegar por derecho perpetuo, que no hay olvido en lo que nos deben. También por decencia, apunta el “señor Jota”, a quien esta crónica de fin de mes le llega enfrascado de lleno en los clásicos, como cuando uno vuelve a los sitios donde fue feliz de chico consciente de que nunca volverán. “El verdadero destructor de las libertades del pueblo es aquél que le reparte regalos, donaciones y beneficio”, decía Plutarco hace muchos siglos y resulta imperecedero el comentario y que, aplicado al viejo Sano Reino, podemos atestiguar que ni la beneficencia (exactamente lo contrario a democracia y derechos ciudadanos) nos ha llegado. Ahora bien, si ni nos han hecho caso ni nos lo van a hacer, cuál habría de ser el proceder ante tanto “debe” y tan escaso “haber”. La historia dice que la rebelión, pero como no es el caso llamar a las barricadas, el “señor Jota” se conforma con leerlo de vez en cuando. Primeramente en boca de aquellos gobernantes que gozan de la solemne potestad de señalar un territorio, colocarle el dedo hacia arriba y rescatarlo de la memoria del olvido. Y, consecuentemente, dado que un pueblo que no clama no mama, una sociedad civil exigente y no apocada, verbigracia empequeñecida o acobardada, que le cuente “las verdades al barquero” porque como decía el expresidente argentino Raúl Alfonsín “con la democracia se come, se educa, se cura”. Ay, Jaén de mi alma y de mis desvelos muévete y empatiza con quienes dirigen tus destinos no vayamos a quedarnos con lo del filósofo alemán Friedrich Schiller, que pontificó aquello de que “la democracia es la dictadura de los imbéciles”.
A Jaén se le debe tanto que no sabemos por dónde empezar y deberíamos
Es de justicia social rescatar a Jaén, pero entre unos y otros...