Elon Musk, nuestro rey mago

Son tiempos tan cambiantes que no acertamos una, sea lo que sea, menos en política, tampoco en tecnología. No ha sido fruto de la pandemia, que también, porque habrá un antes y un después en todo y para todo, sea el orden de la vida en el que pensemos, bien en los ‘Ferraris’ de los futbolistas que no quieren bajarse el sueldo en un gesto que certifica su grado superlativo de insolidaridad o en las farmacéuticas que desarrollaron la vacuna con dinero público y ahora nos engañan retrasando la entrega de dosis con una caradura que destapa el capitalismo salvaje en el que vivimos. Sea como fuere y lo que fuere, en castellano antiguo, el caso es que este ir y venir, en trasiego permanente, a veces nos despierta una sonrisa, nos llena de aire los pulmones y hasta atisbamos un futuro halagüeño para Jaén. Esto de las autopistas de la comunicación y la tecnología al servicio de los más pobres, suena divino, se palma realmente. Sí se palpa, amén de queremos engancharnos a algo bueno para esta tierra, tan necesitada de tantas cosas, pero especialmente, de luz en su futuro. Se lo cuento con todas las palabras porque el horizonte que se abre con Elon Musk y su anuncio de internet para la España vaciada es algo más que una gran noticia. Starlink, la empresa de Musk, un loco al que nadie creía y ahora todos siguen, acaba de registrar en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) dos filiales para ofrecer conexión a internet en las zonas rurales. Que en Jaén son inmensidad, que en Jaén viene a colocar al mismo nivel de oportunidades a zonas oscuras o con un tráfico por internet tan lento que hace ahuyentar no solo empresas, también a profesionales que trabajan desde su casa para todo el mundo. Valga como ejemplo que Arjona es una locomotora por razones históricas y porque sus gobernantes han sabido y podido dotarla de fibra óptica; no hay quien le tosa en toda la Campiña y las mimbres del futuro están puestas. Y, al contrario, valga el ejemplo del municipio de Santiago-Pontones, el que más población diseminada tiene, y donde todo esto de internet suena a cosas de brujería porque los móviles funcionan según árboles y páramos... ¡Viva Elon Musk!