El olvidado voto del “señor Pipo”

Tiene la jornada de hoy un significado especial, bien porque Andalucía deje de ser paradigma del socialismo español o, también, porque asistamos a un resurgir del bipartidismo doble, donde todos se repelen, aún llevando la misma chaqueta. Quizá sea lo uno y lo otro, el desencanto y la falta de lectura de los tiempos que vivimos lo que hace del desapego político un ejercicio muy sano para la clientela, es decir, para los ciudadanos, mejor dicho, para los sufridos contribuyentes que se juegan los cuartos en estas elecciones, como en todas. Se juegan otro tanto los partidos políticos, obviamente, pero no hay decisión equívoca para los votantes, mejor sufridores con conciencia que abnegados antivotantes y antipartidos y antisistema, que eso es muy estresante, además de malo para la democracia. Ya está aquí el 19-J, tras una campaña de todo muy previsible.

Existe el “señor Pipo”, se llama Alberto Blázquez, y vive a casi cuatro horas de Jaén capital. No lo pondré en un brete porque el voto es sagrado, además de secreto, y él se ha ganado, sobradamente también, la conciencia de vivir con paz y con bien sus últimos días tras trabajar toda una vida de hachero en Cataluña y de camarero en Valencia. Para el “señor Pipo” estas elecciones le vienen como siempre, a trasmano, le pilan fuera de todas las rutas de la modernidad, lejos de todos los focos mediáticos de lo urgente. Él se queda siempre con lo importante, es un hombre comprometido con el medioambiente, pues pasea con “Serranita” por los alrededores de La Muela, aldea de Santiago-Pontones, en el valle del Zumeta y colindante con Albacete, compra lo justo, no derrocha y tiene una economía de subsistencia. Tanto lucha por un mundo mejor, que ha escrito un libro sobre la vida de antes y la de ahora, que podría pasar por ser un ‘bestseller’ de autoyuda de no haber nacido en Segura o vivir aquí. Su voto se supone tan disputado como el del “señor Cayo”, de la película de la transición, pocos más habitantes tiene Las Muela que el pueblo burgalés del celuloide, pero es un voto que, como en toda la provincia de Jaén, está preñado de soledad y añoranza, de despoblación y de trenes que se fueron, nada tiene que ver esta Jaén con la que dejó hace décadas, pero la sigue soñando más despierta y viva. El “señor Pipo” dice tenerlo ya todo hecho pero le encantaría que si sus hijos han hecho ya vida en media España, sus nietos puedan quedarse a vivir dignamente donde él alumbro su vida. De eso se trata también en estas elecciones; por eso ya votó.