Aquellas verbenas de siempre

Entrega de fin de mes del “señor Jota”, hoy con especial atención a que Jaén está de fiestas >> Los tiempos han cambiado, pero no deberían perderse los pasodobles >>

28 ago 2023 / 08:00 H.

Un remolque de tractor, con dos ruedas a ser posible, un manto de los olivos detrás para tapar los desconchones de la cal de la fachada y santos músicos con ganas de divertir a la gente encima de tan singular escenario, no hacía falta más en aquellas verbenas de antaño donde los ritmos no eran tecno ni por asomo, tampoco reguetón y en los que reinaba el acordeón, el organillo y la trompeta. Ahora que todo reluce a modernidad y pistas de sonido en los barbechos de los nuevos recintos feriales, el “señor Jota” se adentra en las entrañas de aquellos pueblos en los que las fiestas eran la única ocasión de ver y disfrutar, bailar y ponerse contentillos. Eran los tiempos en los que los bares cerraban en el duelo de Semana Santa, fueron los tiempos en los que aún no habían nacido las discotecas, son los tiempos que no volverán pero bueno es recordarlos hoy y siempre.

Una verbena era algo más que una fiesta al aire libre, era la fiesta, sin más. “Tres días hay al año que la panza, bien llena: El santo, el cumpleaños y el día de la verbena”, reza el refranero popular y relata con un pareado la forma de vivir de nuestros padres, trabajar de sol a sol con la siembra y la cosecha, con un par de deslices por la onomástica y el nacimiento y la gran fiesta del pueblo para honrar al santo, con la función de iglesia (qué manera más bonita de honrar la misa) y la verbena de la noche en la plaza grande del pueblo. Luces de fiesta, ropa nueva y dinero extra del abuelo en el bolsillo. Qué tiempos tan inverosímiles aquellos, qué buenos tiempos los que ahora vivimos de sarao en sarao. Con todo, al “señor Jota” se le atragantan las fiestas de hoy en las que se impone el tardeo y las noches son veladas de teatro donde nos sentamos a ver el espectáculo de orquestas con luces y atuendos miles, que no saben pasodobles y si acaso, te brindan alguna petición popular de lo enlatado que lo tienen todo. Todo es alegría, cada día del año además, no es una queja, cualquier ocasión es buena para disfrutar y en eso esta generación exprime la vida al máximo, como debe ser. Ya lo dice el músico norteamericano Joven Jeeszy: “Si no pierdes la cabeza, no estás de fiesta” o la gran Madonna: “La misión en esta vida debería ser siempre estar de fiesta”. Y tampoco debe ser eso, pero lo es y como decía Parménides, recuerda el “señor Jota” de sus años de filosofía clásica en el instituto: “Lo que es, es y lo que no es, no es y nunca podrá llegar a ser”, un galimatías del “no ser” como el que nos entra con el tercer combinado en la verbena, si no es garrafón, que entonces al primero... La verbena es fiesta y encuentro, alegría y recuerdo en forma de beso: “Cuando la edad enfría la sangre y los placeres son cosa del pasado, el recuerdo más querido sigue siendo el último, y nuestra evocación más dulce, la del primer beso”, escribió Lord Byron.

Cuestión primera

Al “señor Jota” se le atragantan esas nuevas orquestas sin trocar pasodobles

Cuestión segunda

La memoria de una generación entera está hecha a base de verbenas

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