Las resacas de los ERE

23 nov 2019 / 11:39 H.

Como una resaca de las que hacen época, de la que te recobras malamente, dejándote atrás, dicen, unas cuantas neuronas e intentado evaluar, el día después, todo lo inapropiado de tu conducta. Pero resaca también tiene otras acepciones, más poéticas, que vendrían al caso: “Limo o residuos que el mar o los ríos dejan en la orilla después de la crecida”. Después de la crecida, no es mala imagen política. O quizá, esta otra, sea premonitoria y engarce con nuestra educación católica de pudor ante el éxito: “Situación o estado que sigue a un acontecimiento importante”.

En estado de “shock” se encuentra el socialismo patrio, por más que se marquen distancias y busquen atajos semánticos más allá de Despeñaperros y, en concreto, un José Luis Ábalos que en las últimas semanas tuvo que explicar, con escasa fortuna, el advenimiento o no de la ultraderecha y en esta semana “horribilis”, el misterio de la “inmaculada concepción política”. No hay dogma que explique pecado tan original. El socialismo andaluz, por su parte, anda en trance desde la sentencia porque está en la picota una parte de su historia reciente y busca recomponer la compostura cuanto antes, que los andaluces recuerden su gestión ante el gobierno de “las derechas” y olviden este agujero negro de millones de euros en una trama de ayudas que es una aberración sin ambages.

Nuestra justicia diferida sentenció, en primera instancia, la pieza política de los ERE de forma severa y dejó tocada la imagen de un socialismo con acento que se acostumbró a las mieles del éxito y que pospuso “sine die” acabar con la cabeza del dragón de la corrupción y esa fue, sin duda, su condena, porque todo lo que resta del asunto es fuego y como tal quema. La sentencia jurídica es un jaque mate político a los expresidentes socialistas, Manuel Chaves y José Griñán. Sobre este último cae un golpe demoledor con seis años de condena, que hacen tocarse incluso las vestimentas, es un decir, al presidente gallego. “Griñán es víctima del aparato del PSOE, no es persona que se caracterice en sus decisiones y actuaciones por ser corrupto”, explicó el líder popular, Núñez Feijóo, en unas declaraciones que son capote y puntilla a la par.

Y es que la sentencia pone el foco en las garantías y procedimientos sobre el dinero público de las ayudas, su fiscalización en definitiva, y no en el “modus vivendi” de los encausados en esta pieza política. Salvo que el Tribunal Supremo enmendara la plana al juez y a la correosa instrucción de Mercedes Ayala, el quid procesal está en atender o no los requerimientos de un interventor que se salvó del hundimiento y la condena por ejercer de un “pepito grillo” clamando en el desierto. En palacio dejaron actuar a los fontaneros del sistema y el resto fue música para camaleones. Nunca antes los informes de un interventor fueron tan determinantes en la historia jurídica y política de España. Su nombre, Manuel Gómez, y aunque sobre sus hombros confiaban las defensas en cargar la culpa, sale sin un rasguño judicial del proceso. Aviso para navegantes.

En la cuota jiennense de las condenas se encuentra el que fuera consejero de Innovación, Francisco Vallejo, con una de las condenas más altas (7 años y un día). Inhabilitado por nueve años, por su parte, el que fuera todopoderosísimo pope del socialismo andaluz y un referente para los socialistas jiennenses, Gaspar Zarrías, en calidad de exconsejero de Presidencia. Cargos, en definitiva, que han marcado toda una época política.

El drama, ahora, se alarga con los episodios crudos que están aún por despachar. Será el turno entonces para los ya famosos “cuatro golfos”. Serán los golfos los que tengan el foco, junto a su séquito de chóferes y subalternos que dilapidaron dinero público en placeres mundanos los que desfilen por la pasarela judicial y el escarnio sumarial será mayor. Entrará en acción, ahora sí, otra acepción de la palabra resaca: “Persona de baja condición o moralmente despreciable”. Ante este tsunami judicial plantea batalla una Susana Díaz que pidió perdón por una etapa que le es cercana en lo político y en lo personal. Sus “maestros” están fuera del escenario y ella quiere otra vida política.