Las estadísticas del paro

    08 feb 2021 / 13:45 H.
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    El jueves 28 de enero el INE (Instituto Nacional de Estadística) hacía pública la EPA (Encuesta de Población Activa) correspondiente al cuarto trimestre de 2020. Las cifras que nos ofrece son que en España había 19.344.300 ocupados y 3.719.800 parados. El martes 2 de febrero se han hecho públicos por el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) los datos del paro registrado en el mes de enero; no obstante, a efectos comparativos, tomamos los correspondientes a diciembre (3.888.100). Por su parte, la Seguridad Social contabiliza 18.955.200 afiliaciones en alta laboral, como media del cuarto trimestre del pasado año. Como podemos ver, no coincide el paro EPA con el paro registrado, ni los ocupados que estima el INE con las afiliaciones en alta laboral de la Seguridad Social.

    No cabe duda de que lo más relevante es que, como consecuencia de la pandemia, en España había a finales de año 622.600 ocupados menos que doce meses atrás, que el desempleo se aproxima a los cuatro millones de personas y que la tasa de paro se ha disparado hasta el 16,1 por 100 de la población activa, una de las más elevadas de la Unión Europea. Sin embargo, en lo que me quiero detener hoy no es en el análisis de la evolución del mercado de trabajo durante el último año, sino en la aparente discrepancia en las cifras que ofrecen las diferentes fuentes estadísticas. La respuesta no es otra que la de que estamos ante fuentes distintas, cada una con su correspondiente metodología de elaboración. En concreto:

    La EPA es una encuesta trimestral que se realiza a una muestra aleatoria de 65.000 viviendas y 160.000 personas, por parte del INE, y que considera como parado a los de 16 o más años que cumplen simultáneamente las siguientes condiciones: Primero, debe estar sin trabajo la semana de referencia (en la que se hace la encuesta); , luego, buscar trabajo adoptando medidas concretas y , por último, estar disponible para el trabajo en un plazo de dos semanas. Estar parado es compatible con ser estudiante o declararse como ejerciente de “labores de hogar”. El paro registrado por el SEPE es un registro administrativo, cuyos datos se dan a conocer mensualmente. Se considera “demandante de empleo” a toda aquella persona que solicita un puesto de trabajo —esté desempleado o no— ante las oficinas de empleo. Para estimar el paro registrado, al finalizar el mes se restan al total de demandantes de empleo: Primero, a los trabajadores que ya están ocupados (que lo que querían era cambiar de empleo o compatibilizar dos trabajos); segundo, trabajadores sin disponibilidad inmediata para el trabajo o en situación de incompatibilidad con el mismo (jubilados, mayores de 65 años, en baja por enfermedad o maternidad, estudiantes menores de 25 años, personas que busquen su primer empleo, etcétera); tercero, trabajadores que demandan exclusivamente un empleo de características específicas (a domicilio, de menos de 3 meses, menos de 20 horas semanales, para trabajar en el extranjero, etcétera); cuarto, trabajadores eventuales agrarios beneficiarios del subsidio y quinto, demandantes que rechazan acciones de inserción laboral.

    La Seguridad Social contabiliza las afiliaciones en alta laboral, lo que implica que puede haber personas incluidas en dos regímenes distintos, trabajadores temporales que se dan de alta más de una vez durante el mes, así como colectivos que no están en el sistema como, por ejemplo, funcionarios afiliados a Muface o miembros de las Fuerzas Armadas integrados en el Isfas (Instituto Social de las Fuerzas Armadas). Si me preguntan, yo les diré que la fuente que ofrece mayor fiabilidad es la EPA, homologable a la Encuesta de Fuerzas del Trabajo de la Unión Europea, que es una encuesta a 160.000 personas (los sondeos políticos y de opinión se hacen a muestras que apenas rebasan los 1.000 encuestados), así como que no todos los parados se inscriben en el SEPE. En definitiva, la EPA es la fuente de información estadística que más fielmente representa la realidad de nuestro mercado de trabajo. No obstante, políticamente, cada cual utiliza la que más conviene a sus intereses, según esté en el gobierno o en la oposición.

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