La estudiante

26 dic 2017 / 09:07 H.

Cada día me cruzo con una chica que camina con paso de mañana, de recién levantada, pero con marcado ritmo hacia su instituto. Nos miramos con cierta cercanía, la que te da el ver a alguien con frecuencia. Desconocida para mí representa muchas de las cosas buenas a las que podemos aspirar y desear estos días y todos los días. Veo en ella la constancia, la capacidad de cumplir con su horario, pienso que va con las tareas hechas en su cartera y en su cabeza. No es poco mérito ir siempre a clase, incluso a final de trimestre, por grave que pueda ser afirmar esto, en una sociedad que no ayuda todo lo que debiera a formar el futuro de los jóvenes. Y que cada quien valore en qué medida contribuye a la educación de esta juventud que, construyendo su futuro, construye el de todos. Esta chica ha de ser dueña de su vida y de sus decisiones, generadora de proyectos y expectativas, de afectos y valores positivos; responsable de sus actos e ideas, comprometida y coherente; ha de gestionar sus victorias y sus fracasos con actitud constructiva y tiene que aprender a decir “no” y también “sí”, por supuesto. Tiene que querer elegir y no acomodarse en la indiferencia o en la apatía. Sin embargo, todo esto no puede conseguirlo sola. Por mucho que se esfuerce.