Vigilantes ante la autovía

24 jul 2017 / 11:31 H.

Mucho tiempo ha pasado desde que el actual presidente del Gobierno inaugurara en 2015 el tramo de autovía entre Linares y Úbeda de la A-32. Esta semana el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, llegó a la provincia para darle otro “empujón” a una autovía necesitada de mayor ritmo inversor. En este sentido, la cantinela del Gobierno sobre que fue el presidente Zapatero el que la paró (obviando que un Gobierno socialista la proyectó) tendría más fuerza política si hubieran agilizado o acabado la infraestructura en un tiempo récord. Pero no es el caso. Ahora el ministro vino para decir que las obras de esta autovía tan necesaria se recuperan y lo dijo a pie de obra y con la maquinaria a buen ritmo. Con el tramo entre Úbeda y Torreperogil a buen ritmo, la noticia es que se espera que esté acabado en 2019. Ni que decir tiene que la infraestructura acumula un retraso antológico, pero se agradece que se le dé cierta prioridad a una obra en suelo jiennense del Gobierno central. Si a eso sumamos los plazos para que los tramos a Villacarrrilo y Villanueva del Arzobispo vayan a un ritmo alentador, se da esperanza a los ciudadanos que sufren conexiones viarias precarias. No obstante, y es normal, los municipios afectados por estas carreteras de segunda no se creen toda la receta del ministro, porque antes que él otros llegaron para adelantar plazos que no se cumplieron. Como en cualquier obra, proyecto o idea que afecte a la provincia conviene tener el ojo avizor porque la práctica dicta que si se tienen que relegar o posponer así se hará. En este sentido, las protestas de la Plataforma por la A-32 deberían mantenerse en paralelo a las obras, por si las moscas.