Vecinos hartos de olvidos
Vecinos y asociaciones del casco antiguo han pasado en los últimos meses de la denuncia pública, en los medios, a dar un paso más y comprometerse activamente en manifestaciones, concentraciones y aprovechar cualquier espacio público para denunciar la discriminación de sus barrios. Llueve sobre mojado y la falta de presencia municipal en los servicios básicos en estas calles tiene a sus sufrientes vecinos en pie de guerra. El pésimo estado de sus calles, la rotura de elementos comunes, la suciedad, la falta de mantenimiento urbano y el deterioro paulatino de casas y solares abandonados ofrecen una imagen triste de la ciudad que padecen, en primera persona, estos vecinos. La calle Alegría ejemplifica esta sensación de degradación paulatina, sin que el Ayuntamiento se ponga manos a la obra para remediarla. Esta calle se cae y los vecinos tienen la sensación de que la administración prefiere hacer tabla rasa y que entren las excavadoras para acabar con espacios que se degraden antes que ponerse manos a la obra. En este sentido, el llamado proceso de gentrificación que afecta a tantos espacios urbanos en grandes y pequeñas ciudades y que, en definitiva, lo que conlleva es que las clases humildes abandonen estos barrios ante la imposibilidad de arreglar viejas casas o solares y que estos acaben en manos de familias más pujantes económicamente. Solo cuando se produce esta “limpieza urbanística” los ayuntamientos comienzan a invertir en dichos espacios, la inversión de los constructores así lo requiere. Desmentir esta estrategia es tan fácil como invertir de forma decidida en barrios como San Juan, La Magdalena y las faldas del Castillo. De lo contrario los vecinos seguirán sintiéndose olvidados.