Uso obligado de mascarilla

Una norma no escrita que empezó por el norte de España se extiende y llega hasta el sur. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, anuncia que mañana propondrá al comité técnico-médico que sea obligatorio el uso de la mascarilla en una comunidad que no está en una situación límite en lo que respecta a la incidencia del coronavirus. Más vale prevenir que curar, más en un momento en el que la llegada de turistas es masiva y toda precaución es poca para evitar la propagación de la covid-19. Se trata de un debate que, sin lugar a dudas, está encima de la mesa desde que estalló la pandemia. En un principio, no se aconsejó su utilización más allá de los pacientes infectados y de las personas directamente implicadas en su curación o en una actividad de riesgo por su continua exposición pública. Es el criterio que predominó durante la alerta en la Organización Mundial de la Salud y que han mantenido hasta hace poco expertos que asesoraban a las diversas administraciones. Los especialistas recordaban una y otra vez que las mascarillas, más que proteger al usuario, tienen siempre que se utilicen correctamente un cierto efecto reduciendo la propagación a terceros, que no sustituye el de otras medidas de protección. Lo que está claro es que, ahora que hay material, el consejo de uso pasa a ser una obligación, de tal forma que este material se convierte en un arma poderosa para luchar contra el coronavirus. Si el uso generalizado de máscaras faciales por parte del público se combina con distanciamiento físico y cierto bloqueo, puede ofrecer una forma aceptable de manejar la pandemia y conseguir que la actividad económica se recupere lo más pronto posible.