Unos precios de otro tiempo

    15 ene 2020 / 10:18 H.
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    La campaña de recogida de aceituna toca a su fin y los negros nubarrones de los precios del aceite de oliva en el mercado mundial siguen presentes. Además, las medidas adoptadas son ineficaces y el almacenamiento, con la cuota actual, es como tapar el sol con un dedo. Las gráficas sobre la evolución del precio del aceite de oliva son elocuentes y retrotraen a los productores a las cifras de 2011. La unanimidad de las organizaciones agrarias al destacar la situación de excepcionalidad que se vive es el altavoz a la honda preocupación que tienen actualmente los agricultores. La semana pasada, el precio medio de venta del aceite de oliva se situó por debajo de los dos euros por kilo. De esta forma, el virgen extra se vendió a 2,02; el virgen a 1,75 y el lampante a 1,66, según el Observatorio de Precios de la Fundación del Olivar (Poolred). Con estos precios, y en función de los estudios de la Asociación Española de Municipios del Olivo (AEMO), la producción está muy por debajo del umbral de rentabilidad que se fijaba, en 2012, en 2,73 euros el coste medio para producir un kilo de aceite, lejos de los márgenes actuales. Ante esta situación, numerosas fincas en la provincia tienen su viabilidad comprometida, dado su tamaño o la dificultad orográfica para extraer el zumo. El Gobierno debe tener como objetivo básico trasladar la preocupación del sector porque se pone en juego el sustento económico de muchas familias que viven directamente del olivar, amén de que en la provincia se fija así la población en buena parte del ámbito rural. Si ni el Gobierno ni la Unión Europea articulan los mecanismos necesarios de regulación, el sector debe movilizarse porque la provincia se juega su presente en los mercados.

    Editorial