Unidad, ayuda y solidaridad
El paso de la peor gota fría del siglo, también llamada depresión aislada en niveles altos (DANA), ha causado ya cerca del centenar de fallecidos y se convierte, desgraciadamente, en uno de los mayores desastres naturales de la historia de España. Lo ocurrido en la Comunidad Valenciana supera, incluso, a lo sucedido en Biescas (Huesca) en 1996. El caso es que, además de las inundaciones, los incendios y las intensas olas de calor que asolan al país, evidencian las consecuencias de un cambio climático que, si no le ponemos remedio en todo el mundo, de forma unánime y coordinada, resultará imparable, de tal forma que cada año asistiremos a más catástrofes irremediables. El Gobierno, tal y como ha anunciado, está obligado a poner al alcance de los afectados todos los medios necesarios para intentar recuperar la normalidad de sus vidas, rotas de dolor por la pérdida de seres queridos y por el recuerdo que quedará para siempre en la memoria de quienes sufrieron una situación de emergencia que no se pronosticó a tiempo. Los españoles están con ellos en estos momentos tan duros, lo mismo que Europa entera, con disposición a ayudar en lo que sea requerido para paliar la complicada situación. En tragedias como las vividas en Valencia, Castilla-La Mancha y algunos puntos de Andalucía es cuando aflora la importancia de la investigación para predecir desastres que están a la orden del día. La unidad es el único camino que queda para echar a una mano a quienes lo han perdido prácticamente todo, porque con la cooperación entre territorios hay más fortaleza en la lucha contra injusticias sobrevenidas por la fuerza de una naturaleza que no cuidamos.