Una solución para Linares

El cierre temporal de El Corte Inglés en Linares es la gota que colma el vaso de una sucesión de malas noticias en una ciudad que necesita un revulviso para salir de la depresión social y económica en la que se encuentra. El fin de Santana Motor, hace una década, estrenó un ciclo nuevo en el que el cerrojazo de empresas y la caída del empleo se convirtió en la tónica habitual entre la población. Los datos son alarmantes y, si nada ni nadie lo impide, la crisis económica en la que está inmerso el segundo territorio más poblado de la provincia conllevará una situación inédita y nada deseada para su gente. Linares, con un amplio historial reivindicativo, volvió a responder el miércoles en defensa de sus vecinos, una escena que recuerda a aquellas movilizaciones celebradas para frenar el cierre de la automovilística, que llegaron a reunir en algunas de esas históricas manifestaciones a 80.000 personas. La pandemia del coronavirus, capaz de coartarlo todo, frenó el ímpetu de los linarenses por salir a la calle a gritar en contra del cierre de una gran superficie comercial, un centro, el primero abierto en la provincia, que emplea a más de doscientas personas y que revitaliza un comercio que siempre fue santo y seña de la comarca. Las administraciones públicas están llamadas a dar una solución a un problema que no radica solo en una clausura temporal de un importante nicho de trabajo, sino que tiene un trasfondo mucho más complicado para el que hay que buscar todas las medidas habidas y por haber hasta recuperar el esplendor que siempre tuvo Linares. Si aquí están los peores datos del paro de toda España, es aquí donde hay que direccionar todos los esfuerzos. Los empresarios están dispuestos a darlo todo.