EDITORIAL

Es de obligado cumplimiento que los presidentes de las comunidades autónomas se reúnan de vez en cuando, compartan experiencias y unan esfuerzos por el bien general de los ciudadanos, que son quienes tienen la encomienda de votar a sus representantes gubernamentales en las urnas. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo lo que tenía que hacer con la convocatoria de la Conferencia de Presidentes, celebrada el viernes en el Palacio de Pedralbes de Barcelona, independientemente de que el resultado no fuera, realmente, el que necesitamos los españoles. Terminó la cita sin acuerdo y que quedó eclipsado lo verdaderamente importante por culpa del uso de las lenguas cooficiales y la reclamación, por parte del Partido Popular, de elecciones anticipadas.
La primera vez que se reúne este órgano multilateral en Barcelona, en el que tanto el Gobierno como la Generalitat catalana volcaron sus esfuerzos para demostrar que hay normalidad institucional en Cataluña, acabó como el rosario de la aurora en los principales asuntos como la vivienda, la migración o la financiación autonómica. Este último asunto fue uno de los que más reclamaron los líderes territoriales, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que animó a que se aborde de una vez el debate sobre un nuevo modelo; o el presidente andaluz, Juanma Moreno, que reivindicó la actualización de las entregas a cuentas a las regiones.
Tras el saludo institucional a las autoridades por parte del Rey Felipe VI y un desayuno de bienvenida, el jefe del Gobierno realizó una declaración institucional en la que afirmó que para el Ejecutivo la vivienda iba a ser el tema central en esta XXVIII edición de la Conferencia de Presidentes. Sin embargo, no hubo entendimiento y, una vez más, los intereses partidistas se pusieron por delante de los generales, los de los ciudadanos, que son los que pagan las consecuencias de las confrontaciones política que nunca llegan a buen puerto. Un fracaso en toda regla que confirma la ruptura total entre las fuerzas mayoritarias en España.