Una recuperación necesaria
La situación que vive la segunda ciudad más poblada de la provincia, Linares, es esperanzadora, sobre todo después de unos años de declive que comenzaron, desgraciadamente, con el cierre de Santana Motor. Duró la agonía un tiempo en el que los trabajadores sobrevivieron con planes especiales encaminados al sostenimiento de una industria que buscó cobijo en otros lugares y, sin embargo, su clausura definitiva acabó con el sueño de quienes, incluso, tuvieron que hacer las maletas en busca de un futuro prometedor. Cayó una potencia económica jiennense y, por efecto dominó, se resintió el comercio, la hostelería y, en general, los sectores con pujanza en una cabecera de comarca. La industria de la automoción vuelve de la mano de la inauguración, hoy mismo, de la fábrica Santana Factory, con la que, además, se recupera una marca que tiene un valor sentimental de enorme potencia. Eduardo Blanco, director ejecutivo de Santana Motors, una de las tres empresas que están implicadas en este proyecto, junto a las asiáticas Anhui Coronet Tech Co. y Zhengzhou Nissan (ZNA), será el encargado de la presentación oficial, junto al director de Santana Factory, Zewen Liu. Hay polémica en torno a las visitas institucionales, con la habitual confrontación política que no puede empañar una jornada histórica para los linarenses y, en general, para la provincia, porque está claro que la reapertura de todo un símbolo contagiará de forma positiva a la tierra del mar de olivos. Santana Factory trabajará con dos formatos: CBU, “completely built-up” o vehículos que ya vienen montados, y SKD, “semi knocked-down”, automóviles que se ensamblan en España. Es sólo el comienzo de una bonita historia.