Una propuesta quimérica

La propuesta lanzada por el presidente nacional del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, para que gobierne la lista más votada en las elecciones, tanto locales como autonómicas o generales, genera revuelo en todas las esferas de la política, incluidas aquellas que tienen que ver con sus propias filas. No es descabellado que sea alcalde o presidente el que más votos haya conseguido en cualquier cita con las urnas que se precie, pero tampoco es una aberración que la suma de voluntades arrebate el poder al más respaldado por los ciudadanos. El problema es que la legislación vigente permite pactos que, como el ocurrido en el anterior mandato, desbancaron a Susana Díaz de la Junta de Andalucía y propiciaron un vuelco histórico en la Administración autonómica. El juego de mayorías parlamentarias es consecuencia del sistema electoral proporcional, corregido por la regla D’Hondt, que establece el artículo 68 de la Constitución. Un mecanismo del que, por cierto, se benefician los dos grandes partidos sistémicos. El planteamiento del líder de los populares esconde evasivas que tienen que ver con el debate de fondo que supone los pactos con Vox, sobre todo si se tiene en cuenta el panorama conservador que impera en Europa. Barones como Juanma Moreno intentan dar explicaciones acerca de lo que ha querido decir Alberto Núñez Feijóo y que en realidad ha dicho, pero lo cierto es que está claro el mensaje y también es evidente que el planteamiento es, a estas alturas de la democracia, una quimera. Otra cosa es que los partidos mayoritarios lleguen a acuerdos, en forma de primas o segundas vueltas, para evitar que cojan el bastón de mando los que están en la última de la fila en los resultados electorales.