Una institución fundamental

    29 jun 2020 / 17:09 H.
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    Nadie pone en duda, después de la pandemia que todavía colea, el papel desempeñado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Su trabajo fue clave para el cumplimiento de las normas escritas en el decreto de estado de alarma y, aunque desprotegidos por culpa de un virus mortal, estuvieron al pie del cañón en una batalla que no cesa. La Guardia Civil, desplegada en el mundo rural de una provincia con noventa y siete municipios, empleó a sus agentes en dar respuesta a las inquietudes de sus vecinos, en ayudar en la resolución de dudas a sus alcaldes y, en resumen, a velar por la seguridad ciudadana en un momento jamás vivido. Los reconocimientos, cada tarde, desde los balcones no solo iban para los sanitarios, sino también para ellos. Hubo quienes se dejaron la vida en el desempeño de una labor impagable. La Academia de la Guardia Civil de Baeza, una institución clave para la provincia, sufrió un inesperado hachazo con la covid-19. Lo más de dos mil alumnos que este curso llenaron de vida el centro académico se vieron obligados a volver a casa en una decisión repleta de responsabilidad con la que la Dirección General de la Guardia Civil quiso proteger a los futuros agentes. La academia tuvo que hacer un esfuerzo sin precedentes para adaptarse a las nuevas circunstancias y, fiel a los valores que distinguen al Instituto Armado, sacó el curso adelante gracias a la implicación del profesorado. Los alumnos, de esta forma, recibieron la formación necesaria a través de internet, en grupos reducidos, y consiguieron acabar el curso con buena nota. La institución se prepara ya para retomar las clases con el nuevo curso siempre y cuando el virus deje trabajar.

    Editorial