Una de cal y otra de arena

    20 sep 2019 / 09:37 H.
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    El sector del aceite de oliva vive su peor y su mejor momento. Recibe una de cal y otra de arena. La explicación es sencilla. Por un lado, lidera las exportaciones en el extranjero y, por otro, vende a un precio irrisorio. El producto estrella de la provincia se beneficia, en estos momentos, de la política de Donald Trump, que no sabe qué hacer con los aranceles y, mientras se lo piensa, las empresas estadounidenses deciden llenar sus despensas. Basta con tener en cuenta las últimas cifras de venta al exterior que ofrece la Agencia de Información y Control Alimentarios. Andalucía es la comunidad autónoma española en la que se produjo un mayor incremento de la comercialización fuera de España y, además, Jaén fue la que más creció, lo que casa perfectamente con el aumento de las exportaciones oleícolas. Tres de cada cuatro litros de aceite que salieron al exterior en lo que va de año proceden de la región andaluza. Es, sin lugar a dudas, un buen síntoma para la economía. Sin embargo, el grave problema, en el que insisten quienes tienen en el olivar su medio de vida, es el precio al que se vende el llamado oro líquido. Se recuperó en las últimas semanas y, de nuevo, bajó. A 2,61 euros el litros de virgen extra no salen las cuentas, lo que produce un deterioro de los campos jiennenses, porque es práctica habitual reducir las labores cuando no hay dinero para invertir. Máxime en una etapa en la que, además, se prevé una importante reducción de cosecha, estimada en un 60%. Responsables y maestros de almazara se reunieron en la capital para poner los puntos sobre las “íes” de una situación que no solo afecta al olivarero, sino a una provincia que depende, fundamentalmente, del aceite.

    Editorial