Una cuestión de humanidad

    01 dic 2023 / 18:11 H.
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    El viejo conflicto de Oriente Próximo, reabierto desde septiembre con una oleada de atentados palestinos sobre las zonas israelíes contiguas a la Franja de Gaza, sigue vivo y, aunque hay una tregua vigente en forma de oportunidad para pagar la guerra, la realidad es que la destrucción es más que una amenaza en un territorio abonado a la tragedia. Hay que celebrar la prolongación de la pausa humanitaria, como lo hace la Organización Mundial de la Salud, así como la liberación de rehenes y prisioneros por ambas partes, pero es necesario reivindicar, desde todos los países, un alto el fuego sostenido con la finalidad de que las organizaciones sociales puedan continuar con la entrega de ayuda para terminar con el sufrimiento civil. Hamás e Israel están llamados a aprovechar la pausa para intentar negociar un acuerdo que termine con la tragedia de miles de familias con la vida rota. Ni que decir tiene que la situación abre de nuevo paso a la fórmula de dos estados, el palestino y el israelí, con la supervisión de la comunidad internacional como garantía de seguridad para ambas partes. Han tenido que pasar casi cincuenta días de enfrentamiento y el registro de catorce mil víctimas mortales del lado palestino y más de mil del israelí para que los países mediadores que tienen influencia sobre los dos enemigos pudieran concretar un pacto para menguar una tragedia que ha costado demasiada sangre. La búsqueda de una salida pacífica a esta grave crisis es una obligación moral, una cuestión de humanidad en la que debe prevalecer la palabra paz por encima de rencores, dinero y un pedazo de territorio. No llegar al fin de la guerra será un fracaso para todo el mundo.

    Editorial