Un ejemplo para sus vecinos

    01 sep 2019 / 11:25 H.

    Murió el primer alcalde de Jaén con mandato en democracia. Murió el dirigente municipal más carismático. Murió un político atípico, apegado al pataleo de la calle, cercano al ciudadano, un vecino ilustre entre sus vecinos de quien no se conocen enemigos. Su ciudad entera lamenta una, lamentablemente, anunciada despedida por culpa de un cáncer que no le dejó saborear el envejecimiento activo que tan de moda está en estos de tiempos de modernidad y progreso. Alfonso Sánchez Herrera (Jaén, 1946) ganó popularidad gracias a un bastón de mando que pasó por sus manos en mandatos intermitentes. Su estreno como primera autoridad de la capital fue en 1989, un fugaz paso por el Ayuntamiento que terminó en 1991, cuando una coalición del Partido Socialista y de Izquierda Unida le desbancó de la Alcaldía. La alianza de las fuerzas políticas de la oposición jugó a su favor y, en 1995, los ciudadanos le regalaron una merecida mayoría absoluta: un 53;31% de los votos que se tradujeron en 15 concejales, un antes y un después para el partido conservador.

    Fue su valía política, su forma de ser y su manera de andar por las calles de su tierra lo que plantaron cara a un socialismo que acostumbraba a ganar todas las elecciones municipales desde las primeras elecciones de la democracia. La primera vez que se presentó al juicio de las urnas fue en 1987. Lo hizo como candidato a la Alcaldía por la conocida entonces como Alianza Popular. En una entrevista publicada en las páginas de este periódico, en junio de ese mismo año, decía: “A mí lo que me induce a esto no es el entrar en política, sino el ser alcalde de Jaén”. Para él ser alcalde no era hacer política. “Son cosas distintas para mi entender. Porque, es más, creo que el alcalde debía ser apolítico, mejor dicho imparcial, y eso no lo he dicho yo, sino que lo dice mucha gente. Claro al ir a un puesto donde debes actuar con una máxima imparcialidad, debes dejar un poquito al lado lo que es la política en esencia”, añadía.

    Y así fue y será recordado siempre Alfonso Sánchez Herrera. Su gestión estuvo marcada por su inconfundible personalidad. Meterse en la piel de cada uno de los colectivos se aprecia en cada una de las cientos de fotografías recopiladas en el Archivo Histórico de Diario JAÉN. Estaba en todas partes, lo que le valió el cariñoso apodo por todos recordado. Fue él quien decidió poner punto final a una trayectoria como alcalde que, a diferencia de otros representantes municipales, no continuó con cargos en otras administraciones. Desde que se apartó de la vida política no dejó de acudir a actos públicos de todo tipo y entidad. Reconocido como un gestor cuya principal afición era su trabajo, siempre vivió en Jaén, salvo el año del servicio militar que prestó en Córdoba, una etapa, por cierto, que siempre recordó de manera especial: “Lo pasé de maravilla. A los diez días yo ya conocía allí hasta al coronel o al general que dirigía el CIR. Y luego bajé a Córdoba, a la Zona de Reclutamiento, y esos nueve meses ya fueron de maravilla. El comandante que tenía me decía ‘el aceitunero’. ‘¡Aceitunero me tienes loco!’ Llevo veinte años con el brigada Espínola y no lo he visto reír hasta que tú has llegado”, relató en otra entrevista. Así era Alfonso Sánchez Herrera, un jiennense ilustre forjado en el tuteo, querido y respetado incluso por sus adversarios políticos. El Ayuntamiento de Jaén, gobernado por el Partido Socialista y Ciudadanos, decretó dos días de luto oficial, ordenó arriar las banderas y suspendió todos los actos oficiales como muestra del cariño de todo un pueblo, un gesto aplaudido por todos en un momento tan especial. Su nombre formará parte, para siempre, de la memoria colectiva como alcalde. Un ejemplo para las nuevas generaciones.