Un clamor social unánime

    26 nov 2022 / 16:00 H.
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    El 25 de Noviembre sigue señalado en rojo en el calendario de nuestras vidas por culpa de una lacra social que no termina. La violencia contra las mujeres es generalizada y no conoce fronteras. No discrimina por nacionalidad, etnia, clase social, cultura o religión. Tampoco entiende de edades ni de territorios y, aunque siempre se asoció con el mundo rural, lo cierto es que nada tiene que ver con el lugar, sino con el origen de quien la ejerce. Es un problema de todos que hay que combatir desde la individualidad hasta llegar a la colectividad, una lucha constante, sin fisuras, en la que el camino está en actuar con valor, convicción y compromiso para conseguir que los asesinatos, como hay que llamarlos, pasen de ser la violación más generalizada de los derechos humanos a un caso aislado que se considere inaceptable y que nadie tolere. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad y el deber de pasar de la inacción a la acción y las instituciones que ejercen el poder, además de escuchar, están obligadas a apoyar a las víctimas y, sobre todo, a tomar medidas urgentes. Mientras haya una sola víctima de violencia de género las cifras serán consideradas alarmantes. El problema es un terrorismo de la sociedad que no podemos ver como ajeno, lejano o patrimonio de otros. Todos estamos forzados a llamar a la puerta para que quienes sufren en silencio algo totalmente inaceptable puedan denunciar en un ejercicio de represión frente al agresor que resulta imprescindible. La celebración de actos en memoria de las víctimas es necesaria, pero lo que resulta incomprensible es que cada administración vaya por su lado y no haya en Jaén un encuentro que unifique un clamor unánime contra quienes matan.

    Editorial