Tras la moción de censura

15 jun 2017 / 12:01 H.

El resultado final de la moción de censura presentada por el grupo de Unidos Podemos era tal vez lo único previsible de las cerca de veinte horas de debate celebradas en el Congreso de los Diputados. Se sabía desde el comienzo que no prosperaría y que la candidatura de Pablo Iglesias como presidente del Gobierno se rechazaría en las votaciones. Frente a los 82 diputados a favor, 170 en contra y 97 abstenciones. Se trataba de la tercera moción de censura de la democracia y ha tenido el mismo resultado que las anteriores, impulsadas por Felipe González, en el año 1980, y Antonio Hernández Mancha, en 1987. Pero que el final fuera previsible no implica que haya sido un mero trámite. Con independencia de los balances realizados por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y por el líder de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, los dos suman aspectos positivos y negativos. Así, para el PP —a pesar de conseguir mantenerse con el apoyo de Ciudadanos, UPN, Foro Asturias y Coalición Canaria—, el debate no ha sido un camino de rosas y ha vuelto a poner en el punto de mira los casos de corrupción en el seno del partido, lo que siempre provoca desgaste. Iglesias, por su parte, saca rédito a la jugada, entre otros motivos, por haber tomado la iniciativa y por ganar protagonismo frente al PSOE, lo que, según algunos análisis, le puede hacer ganar enteros como grupo opositor. La jugada estratégica de presentarla cuando los socialistas aún debatían en clave interna ha pillado al partido del puño y la rosa a contramano. Se anuncia una nueva moción para antes de Navidad, por lo que habrá que ver cuál será entonces la estrategia que adoptará el —todavía— principal grupo de la oposición.