Siete días más allá de la pasión
La Borriquilla de Belén y San Roque hizo desfile profesional con la venia de la climatología, que a última hora amenazaba ya con lluvia. Así, como cada Domingo de Ramos arrancan en la provincia siete días de intensidad cofrade en las calles, con todas las hermandades de pasión preparadas para vivir el día más esperado, el del encuentro de sus imágenes con el pueblo que las espera expectante. El ambiente festivo se respira en los pueblos y ciudades jiennenses, en los cuatro puntos cardinales de un mar de olivos que en esta Semana Santa se tiñe de pasión. Solo hubo que echarse a la calle en la mañana de ayer para palpar en cada esquina todo lo que las procesiones mueven en paralelo, con los bares y restaurantes llenos a rebosar, con ganas de disfrutar no solo de la parte espiritual, sino desde luego, de la más terrenal y mundana. Las ciudades Patrimonio de la Humanidad, Úbeda y Baeza, hacen de sus desfiles procesionales un atractivo más, único y singular, con todo lo que ello supone de riqueza para ambos municipios renacentistas. Aunque en el primer tramo de la Semana Santa el tiempo será desapacible y lluvioso, al final el sol acompañará a las cofradías en sus estaciones de penitencia como justa recompensa a los desvelos de todos los preparativos que implican sacar las imágenes en procesión. El sector hostelero acapara buena parte de los ingresos extra de estos días, de manera que es de esperar que se vea reflejado en un aumento de las contrataciones. Porque, más allá del componente religioso innegable, la Semana Santa es una fuente de riqueza que hay que mimar y defender como la señera tradición que es, por encima de credos y creencias personales.