Sensibles ante la adversidad
Que un matrimonio lleve más de cuarenta días en el Parque de la Concordia, sin un techo bajo el que cobijarse, es una situación que no debería dejar indiferente. Ni a administraciones, ni a colectivos, ni a ciudadanos. No es un buen indicativo que una sociedad se acostumbre a que la pobreza y la exclusión formen parte de su paisaje. No deben instalarse en lo cotidiano imágenes de personas que duermen en cajeros, de colas para cenar en un comedor social o para el reparto de comida en bancos de alimentos y parroquias. Nuestras retinas no deberían permanecer insensibles ante el dolor de quienes se ven obligados a abandonar la que fue su casa por carecer de un empleo para hacer frente a la hipoteca. Lo denunciaba Cáritas recientemente con preocupación y advertía del peligroso proceso de “normalización” de la pobreza.
Ante esa realidad hay quienes deciden revelarse, romper con el conformismo y con su ejemplo dan toda una lección de humanidad y solidaridad a la sociedad. Intentan buscar soluciones, aportar lo que pueden para cambiar la realidad. Irene Morales, la jiennense que dio a conocer en las redes sociales el caso de María y Miguel, ha demostrado ser una de esas personas. Su denuncia grabada en vídeo no ha caído en saco roto y son decenas de personas las que se han pasado por el céntrico parque no solo para llevar algún alimento, sino también para escuchar y compartir su tiempo. Con independencia de los antecedentes y los pormenores de esta historia que han empezado a trascender, tranquiliza saber que hay muchos ciudadanos de buen corazón, que no se conforman ante la adversidad ajena.