Protesta contra la amnistía

    19 sep 2023 / 09:06 H.
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    La crispación que vive la política española hace que se agudice la rivalidad entre quienes representan diferentes ideologías sin que haya atisbos de paralizar una situación que cada día se torna más complicada. Hay que medir bien las declaraciones públicas para intentar apaciguar los ánimos en un momento en que están encendidas todas las alarmas. Intervenciones como las del expresidente del Gobierno José María Aznar, con marcada tendencia a la vehemencia, contribuyen a echar más leña al fuego en lugar de allanar el terreno a quienes están obligados a entenderse para evitar una segunda vuelta electoral. La respuesta dada por Moncloa a la convocatoria de una manifestación contra la amnistía que se presume para llegar un temido pacto eleva el tono de discurso hasta niveles de máxima tensión. Es un mecanismo, en cierto modo, que ayuda a ganar tiempo, una perfecta cortina de humo en forma de estrategia política a la hora de maniobrar. Está claro que hay un rechazo social generalizado a la posibilidad de que los principales protagonistas de la intentona secesionista de 2017 en Cataluña sean amnistiados, una amenaza sin precedentes en la sociedad española que deriva en una movilización que se espera que sea multitudinaria en cada rincón del país. Es normal que el principal partido de la oposición del Gobierno saliente, el Partido Popular, aproveche la coyuntura para hacer política. Lo hubiera hecho en el mismo sentido el Partido Socialista si hubiese sido al contrario. Sin embargo, ahora más que nunca hay que recuperar el tono, apelar a la responsabilidad y aprender a dialogar como se negocia en una democracia consolidada.

    Editorial