Por una sociedad igualitaria

    24 ago 2019 / 11:22 H.

    La accesibilidad es una de las grandes asignaturas pendientes de la capital y en gran parte de la provincia. No hay más que pasear por las aceras con un carro de bebé para darse cuenta de las barreras arquitectónicas que impiden un tránsito sosegado a las personas con movilidad reducida, quienes no pueden hacer su vida diaria con normalidad, moviéndose y accediendo libremente y sin dificultades por cualquier espacio que deseen. Pasos de peatones, vados deteriorados o semáforos que no dejan tiempo suficiente para cruzar son algunas de las deficiencias que detectan los colectivos afectados por un problema que se prolonga en el tiempo. Hay también administraciones con necesidades reales de adaptación, aunque otras hicieron los deberes cuando entró en vigor una ley que muchos pasaron por alto. Existe un informe que revela que, en España, el 18% de los inmuebles habitados por gente con problemas de movilidad no dispone de ascensor, lo que supone el mayor factor de aislamiento. Se trata de una realidad que se agrava con las dificultades que los encuestados declaran tener en el interior de sus viviendas, sobre todo entre la población de más edad. Por una sociedad justa, equitativa e igualitaria para todos y todas, urge mayor sensibilidad por todas las administraciones con competencias en la materia, porque el problema no solo está en aquellas personas que, por ejemplo, llevan sillas de ruedas, quienes visualizan perfectamente sus dificultades para moverse, sino en aquellas con discapacidad orgánica que no pueden bajar las escaleras y que son ignorados, habitualmente, por las comunidades de propietarios por desconocimiento de su necesidad. Una mayor concienciación ayudará siempre.