Menos consumo de aceite

01 jun 2017 / 11:42 H.

Los datos de los cuatro primeros meses del año confirman la tendencia de un descenso en el consumo de aceite de oliva en los hogares españoles. El que los precios sean superiores con respecto a campañas anteriores se aporta como principal argumento para justificar esta situación. El aceite de girasol es la grasas que se está beneficiando de la “fuga” de consumidores de aceite de oliva, que se ven atraídas por ella por su menor coste en los lineales. No es una buena noticia, a pesar de que estas fluctuaciones derivadas del valor en el mercado suelen ser habituales y se establece una ya conocida relación causa-efecto. Pero eso no implica que deje de sorprender que parte de los consumidores de un país que hace gala de ser un abanderado de la Dieta Mediterránea —y de sus reconocidas bondades— dé la espalda precisamente a uno de los productos que forman parte de su esencia, uno de sus principales protagonistas, como es el aceite de oliva. Todas las acciones encaminadas a difundir las bondades del consumo del zumo de aceituna deben ser promovidas y alentadas. Hay argumentos más que suficientes para defender un producto que es sinónimo de salud y que supone un fantástico aliado en una dieta saludable. En las últimas décadas se ha impulsado acertadamente el binomio aceite-salud, con múltiples investigaciones que vienen a confirmar las bondades que tradicionalmente le ha atribuido la sabiduría popular. Y no solamente eso, sino que también han posibilitado, gracias a los estudios realizados, determinar los beneficios en ámbitos de la salud que eran desconocidos. Ese debe ser uno de los principales argumentos sobre los que debe asentarse la conquista de las cocinas y, por tanto, de los consumidores.