La seguridad en el trabajo
En un mundo en el que todo va demasiado deprisa y los consumidores son cada vez más exigentes, no valoramos los riesgos a los que nos enfrentamos como trabajadores en cualquier acción diaria. Algo tan importante como la prevención debe ser comparable a encender la luz al llegar al trabajo, una obligación de empleado y empleador que, sin embargo, no siempre se cumple. Es importante pararse un momento, aunque sea una vez al año, para hacer balance de los accidentes que se producen en el tajo, algunos por un cúmulo de mala suerte, pero la mayoría por imprudencias relacionadas con las prisas. Los datos no dejan lugar a duda. La provincia registra, entre enero y septiembre, 4.057 siniestros con baja laboral y, aunque supone una reducción significativa de un 2,48% con respecto al mismo periodo del año pasado, lo cierto es que no hay que bajar la guardia. La prioridad está en la seguridad y en la salud, por lo que también es necesario impulsar campañas de sensibilización para que la ciudadanía tome conciencia de que no es una cuestión menor, sino la más importante, la que vela por nuestra propia vida y por la de los demás. Quizás no esté en la agenda ni en las prioridades de pequeñas y grandes empresas, pero para eso está la Administración, para aplicarse el cuento y exigir, con inspecciones sobre el terreno, que la normativa vigente se cumpla. Andalucía tiene un Plan de Choque contra la Siniestralidad Laboral que funciona, pero hay que reforzar las políticas preventivas para evitar esas patologías no traumáticas, como los infartos, que tan relación directa tienen con el estrés y con el modo de vida que se impone en la sociedad occidente. Hay que pararse a pensar.