La fallida ley del “sólo sí es sí”

    18 sep 2023 / 09:07 H.
    Ver comentarios

    La ley del “solo sí es sí” nació, en cierta medida, para dar legalidad a la indignación social que despertó la primera condena a los conocidos como miembros de “La Manada”, en Pamplona, con miles de personas que salieron a la calle para denunciar el hecho de que fueran condenados por abusos y no por violación. Menos de un año después de su entrada en vigor, los jueces de Navarra deciden usar esa misma norma para rebajar en un año la condena de prisión de uno de los violadores. Se trata de una decisión y unos argumentos que chocan con lo establecido en varios casos por el Tribunal Supremo en los últimos meses al analizar decenas de rebajas de condenas a delincuentes sexuales.

    Está claro que la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Garantía Integral de Libertad Sexual supuso el efecto contrario del que exigían los españoles con proyectas y denuncias públicas que, ahora, son más fuertes. No cabe duda ya de que la propuesta atribuida a la ministra de Igualdad, Irene Montero, fue uno de los mayores despropósitos legales que se recuerdan en España y que, sin lugar a dudas, marcó de forma negativa la legislatura del Gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos que todavía está en funciones.

    El caso de “La Manada” de Pamplona quedó sentenciado en firme por el Tribunal Supremo en 2019. Los cinco acusados fueron condenados a 15 años de cárcel cada uno por violar en grupo a una joven en un portal de la calle Paulino Caballero de la capital navarra durante los Sanfermines de 2016. La calificación de hechos como estos, hasta entonces inadvertida para la opinión pública, se convirtió en el eje del caso: los tribunales de Pamplona les condenaron a nueve años de prisión por abusos y el Supremo, finalmente, aumentó su condena y por agresión sexual. Cuatro años después de esa sentencia, el caso volvió a los tribunales de la mano de la reforma legal conocida como ley del “solo sí es sí”, con una incomprensible victoria del abogado que, sin embargo, no está ganada del todo. Eso sí, refrenda el fallido propósito de una normativa que fue cuestionada por todos.

    Editorial