La divulgación científica
Esta es la edición número doce de la Noche de los Investigadores, un acertado programa organizado por la Universidad de Jaén para acercar a las futuras generaciones a la ciencia de una manera amena y divertida, con actividades al aire libre en las que pueden disfrutar con la familia y los amigos a la misma vez que aprenden. Microcuentos, talleres, visitas guiadas, charlas y experimentos conforman un proyecto convertido en todo un acierto en esa búsqueda constante de hacer que la investigación, ligada erróneamente a los espacios cerrados y poco accesibles, sea cada año más universal. Es el único camino de contribuir también a que universidades tan jóvenes como la jiennense avancen en parámetros que la encumbran hasta llegar a ser una institución de referencia.
Una noche tan especial, celebrada simultáneamente en Jaén y en Linares, es una excusa perfecta para la divulgación científica y, sobre todo, para dar a conocer a la sociedad una institución académica que debe estar al alcance de todos y en sincronía con la sociedad en la que se asienta. Es fundamental, en este sentido, la presencia universitaria en los lugares en los que se mueve la economía, la cultura, la política y, en general, todos los ámbitos de la vida, una forma de apertura imprescindible en esa lucha contra la despoblación que tienen todos los centros de enseñanza como reto fundamental del siglo XXI. Si cada vez hay menos jóvenes para estudiar, por el bajo índice de natalidad y la pirámide invertida, habrá que agudizar el ingenio para atraer a potenciales alumnos de fuera de la provincia. ¿Cómo? A través de la especialización, es decir, con titulaciones que sólo tengan cabida en la Universidad de Jaén, grados, másteres y doctorados relacionados con el territorio, por lo que el olivar y el aceite de oliva o la futura construcción del Centro Tecnológico de Desarrollo y Experimentación (Cetedex) en Jaén abren un camino interesante para la creación de nuevas e inéditas carreras. Todo suma cuando se dan pasos hacia adelante.