La desescalada de la prisión

    16 may 2020 / 10:28 H.
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    La situación en la que se encuentran los centros penitenciarios durante la pandemia es de extrema dureza. Los internos se han visto obligados al confinamiento dentro del encierro que ya viven de por sí. Se interrumpió la comunicación con el exterior para evitar posibles contagios. El coronavirus hizo que las autoridades suspendieran los vis a vis, las visitas y los permisos ordinarios a los presos. La situación desató fuertes tensiones en muchas prisiones, especialmente en las que están desbordados por el hacinamiento de la población reclusa. No es el caso de Jaén, en el que los internos dieron ejemplo de comportamiento, salvo excepciones, e incluso se animaron a escribir sus cartas, publicadas en este periódico, en las que recomendaban a la población jiennense que se quedara en sus casas para luchar contra el virus. La cárcel empieza también su particular desescalada. El lunes terminarán las videollamadas para contactar con familiares, de tal forma que, después de dos meses sin otro tipo de comunicación, quienes tengan permitido el acceso podrán entrar a las instalaciones para visitar a sus internos. Eso sí, no podrán acercarse más de dos metros. Guardar la distancia social y respetar las medidas de higiene impuestas por las autoridades sanitarias harán que la desescalada sea un éxito y pueda ir en aumento de forma paulatina. Seis locutorios de los doce que existen en el Centro Penitenciario de Jaén se abrirán en cuatro turnos diarios, por lo que alrededor de cincuenta familias estarán autorizadas para el reencuentro. Se trata, sin lugar a dudas, de una medida muy esperada que tendrá que ser debidamente supervisada para que no se produzcan casos de contagios como los ocurridos en otras cárceles.

    Editorial