Jornada para abrir mentes

22 mar 2016 / 09:20 H.

La gran lucha de las personas con síndrome de Down y de sus familias es, sin duda, lograr la plena autonomía. Y, desde luego, a través de un empleo que les permita desarrollarse de manera digna y labrarse un porvenir sin dependencia de terceros. Aunque parezca una obviedad, ese es el reto al que se enfrentan día a día los colectivos que trabajan por hacer posible que el mercado laboral rompa barreras y los admita como profesionales válidos y tan capaces como cualquier otro. Esa es una de las reivindicaciones a las que se ha querido poner altavoz en la celebración del Día Mundial de esta alteración, además de sentar las bases para debatir sobre otro tipo de cuestiones manifiestamente mejorables, como es la información que profesionales sanitarios ofrecen a las familias en algunas ocasiones, después de conocer antes y justo después del parto que su bebé tiene ese síndrome. Así se desprende de un informe que acaba de darse a conocer, a través de entrevistas realizadas a más de 350 madres con niños menores de once años con este síndrome.

En este campo, como en otros muchos, las asociaciones realizan un trabajo encomiable porque llegan a donde las Administraciones no lo hacen, pero en el caso de las relacionadas con la salud, esa labor es especialmente sensible y valiosa. La asociación jiennense de Síndrome de Down, que este año cumple su cuarto de siglo de vida bajo el lema “Esfuerzo, ilusión y vida”, es una verdadera pionera, símbolo de lo que el tesón de sus voluntarios es capaz de conseguir a fuerza de cariño, imaginación y muchos desvelos. Un valor a menudo callado y silencioso capaz de remover montañas. O conciencias, a menudo mucho más complicado.