El tranvía como instrumento
La Junta de Andalucía mantiene firme su compromiso de poner en funcionamiento en el tranvía antes de que acabe 2025, aunque los ciudadanos asistan a una situación de desconfianza después de cerca de catorce años de promesas incumplidas. Hay visos de que está prácticamente arreglado el trazado, los trenes están remozados después de tanto tiempo olvidados en Vaciacostales y los contratos están licitados para comenzar con el estado previo a la explotación. Lo que no es de recibo es que el trazado, que revolucionó completamente el urbanismo de norte a sur de la capital y que obligó a realizar obras importantes en el subsuelo, se construyera en apenas veinte meses y, sin embargo, los arreglos requieran más tiempo. El exceso de burocracia hace que las administraciones tengan la exclusa perfecta para justificar la ralentización de los proyectos. Cierto que no es fácil reparar algo que está roto, pero también es verdad que hasta los propios técnicos corroboran que no hay una vandalización excesiva del sistema como para tener que empezar de cero. Está claro que el estado en el que se encuentra este medio de transporte público es fruto de la falta de voluntad política y, ahora, los representantes de las administraciones aprovechan esta infraestructura millonaria como instrumento de confrontación entre instituciones gobernadas bajo siglas distintas. En este contexto reivindicó ayer el secretario general del PSOE de Jaén, Francisco Reyes, el desbloqueo del tranvía. Lo hizo en una céntrica parada, justo enfrente de la principal sede del Ejecutivo autonómico, en una estudiada puesta en escena con fines políticos. Y, mientras tanto, los jiennenses se mantienen en silencio y a la espera de lo que tenga que llegar.