El problema de la sequía
Las últimas lluvias aminoran la crítica situación en la que se encuentra la provincia por culpa de una sequía que, si nadie pone remedio, ha venido para quedarse ante un cambio climático que es una evidencia. Sin embargo, las precipitaciones registradas en la recta final de la primavera no son la solución a la reducida tasa en la que están los pantanos jiennenses, con una merma importante con respecto a años anteriores que, aunque no hace peligrar el consumo humano de momento, sí que deja claro que no será fácil afrontar un verano seco y caluroso. No hay restricciones a la vista, sobre todo porque los representantes políticos optaron por el silencio en los prolegómenos de unas elecciones municipales prorrogadas por otra convocatoria, las generales, que hará que brillen por su ausencia medidas consideradas antisociales. Sin embargo, a nadie se le escapa que será de obligado cumplimiento el planteamiento de propuestas que lleve implícita una responsabilidad que concierne a todos. El sector de la agricultura es el más perjudicado, sin lugar a dudas, por la falta de agua, con una crisis de alimentos que se nota en los mercados y en los precios. En un momento de especial complejidad como este tienen que aflorar los proyectos encaminados a invertir en infraestructuras necesarias para la optimización de los recursos hidráulicos, sin escatimar esfuerzos, una prioridad absoluta para todos los colores políticos que debe estar en la agenda de las administraciones públicas, en los presupuestos y en la petición de fondos a la Unión Europea. Habilitar ayudas concretas, suficientes y de ejecución inmediata es el camino intermedio para que los agricultores puedan levantar la cabeza entre tantas crisis.