El fin del estado de alarma

    03 may 2021 / 11:01 H.
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    Las perspectivas de vacunación en la provincia de Jaén, lo mismo que en Andalucía y en el resto de España, dan un giro positivo y logran velocidad de crucero después de unos meses de estancamiento profundo y de demasiados vaivenes con el fin de elegir el fármaco perfecto para determinados grupos de edad y para aplicar criterios que generaron cierto desconcierto en la sociedad. El problema está en conocer qué pasará después del 9 de mayo, una fecha elegida en el calendario que no se corresponde con el fin de la pandemia y que, por lo tanto, provoca incertidumbre en las comunidades autónomas, obligadas a coger la batuta de la gestión de una crisis sanitaria para la que la unidad en la toma de decisiones es clave para que el virus no se propague. Hay que tener en cuenta que el porcentaje de inmunización ronda apenas el diez por ciento, una tasa que no garantiza una evolución favorable de la pandemia. Basta con rastrear el mapa de la provincia para ver que existen datos de incidencia extraordinarios y preocupantes, como es el caso de Campillo de Arenas. Todo puede ir a peor si no se toman las medidas necesarias, tanto por parte de quienes manejan los hilos del poder, como de los propios ciudadanos, porque esto es una cosa de todos. Los gobiernos autonómicos carecen de herramientas para afrontar de modo eficaz y seguro la crisis sanitaria en sus territorios y, en este sentido, su mayor temor se centra en que se verán abocados a responder en los juzgados por las consecuencias de su propia iniciativa. Es normal que, cuando pasen un tiempo, no le quede otra salida que solicitar, en bloque, el regreso al estado de alarma que, de forma precipitada, acabará en apenas unos días.

    Editorial