El esplendor de la Catedral

    25 may 2024 / 09:30 H.
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    La Catedral de Jaén, el máximo exponente del Renacimiento que se conoce en el mundo, recupera el esplendor de sus vidrieras después de casi dos años sometidas a un necesario proceso de restauración. Se trata de bienes datados entre los siglos XVI y XX que se encontraban al límite y que, si no es por una intervención que llega justo a tiempo, estaban abocados a la desaparición. Es uno de los patrimonios más singulares de los que pueden presumir los jiennenses, quienes se ven obligados a pagar para acceder al templo precisamente para poder sufragar lo que cuesta mantener una joya de tan importantes dimensiones y características. Todos los esfuerzos que se realicen en la conservación del inmueble son pocos, porque son tantos los tesoros que esconde que serán infinitas las inversiones para que perdure cada rincón por los siglos de los siglos. Hay un movimiento ciudadano que busca la gratuidad de quienes están empadronados en la provincia, una reivindicación justa que, sin embargo, tiene que ser sopesada por las administraciones para arrimar el hombro económicamente y poder hacer realidad el sueño de quienes conforman la plataforma. La otra cara de la moneda está en conseguir, más pronto que tarde, que la Catedral de Jaén sea Patrimonio Mundial de la Humanidad. No será fácil alcanzar el objetivo, sobre todo en un momento en el que la Unesco tiene cada vez más limitaciones y condicionantes para otorgar tan relevante declaración, pero hay que continuar un trabajo de muchos años, lo mismo que es crucial rectificar los errores que se hayan podido cometer en la candidatura de Paisajes del Olivar para no tirar por la borda la labor de todos los agentes implicados durante una década.

    Editorial