El escaparate de la Vuelta
La Vuelta Ciclista a España ha recalado, un año más, en la provincia de Jaén. La dureza del alto de la La Pandera, en los términos de Valdepeñas y Los Villares, ha conseguido convertirse por méritos propios en una cita esperada, por la dificultad que entraña un exigente final de etapa con una marcado cambio de nivel. Sin duda, en su momento, la propuesta de colocar la meta en la antigua base militar —hoy en desuso— fue más que acertada, no solo por la complejidad ya mencionada, sino también por la indiscutible belleza de la sierra en la que se ubica. El que se celebre en este ya lugar emblemático para el ciclismo conlleva, asimismo, una rentable promoción de la provincia jiennense. Bajo la excusa de la celebración de una prueba deportiva de referencia, se posibilita, además, dar a conocer los múltiples encantos con que cuenta esta tierra. Una singular oportunidad para mostrar los paisajes y los municipios por los que transcurre la carrera ciclista más relevante de cuantas se celebran en el país. Todos los esfuerzos encaminados a sumar desde un punto de vista turístico, sector por el que se viene realizando una sólida apuesta con vistas a la deseada diversificación económica, deben ser alentados y bienvenidos. Las posibilidades de la provincia jiennense en cuanto a la oferta son amplias y en los últimos lustros se han multiplicado con la apuesta por nuevas posibilidades de negocio. La celebración de citas deportivas de nivel, como es el caso de la Vuelta Ciclista a España, suponen una interesante senda por la que transitar, una buena oportunidad para generar riqueza en una tierra en la que, desgraciadamente, no sombran las opciones para la creación de empleo.