El abandono de lo auténtico

    12 feb 2024 / 09:47 H.
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    La muerte de Nicanor Sánchez Fuentes, un vecino de Santiago-Pontones que se marchó de este mundo injustamente con 56 años, tiene un trasfondo importante acerca de la sociedad en la que vivimos, la nula importancia que le damos a lo auténtico y la falta de respeto a la toma de decisiones personales que denotan abandono por parte de las administraciones públicas con competencia en la materia. Pudo salvar su vida este buen hombre de la Sierra de Segura si su vivienda hubiese estado ubicada en un lugar en el que las comodidades de acceso permiten que los servicios públicos lleguen donde tienen que llegar. Obstáculos administrativos y faltos de sentido común desencadenaron una serie de incongruencias con el peor de los desenlaces, porque hoy quizás podría contar lo que le ocurrió si no fuera porque el helicóptero de atención sanitaria tardó más de lo habitual y, aunque estaba con vida cuando llegó, su cerebro no pudo resistir.

    Ahora que está de moda hablar de la “España Vaciada”, de la lucha contra la despoblación y de políticas que fijan la población al territorio, queda claro que el camino, que se demuestra siempre andando, no es el correcto para responder a las demandas de quienes apuestan por continuar en el rincón en el que les tocó nacer y en el que, con la naturaleza como única compañía, decidieron sobrevivir con lo que da la tierra y los animales con prácticas sostenibles medioambientalmente y haciendo honores a las costumbres y a las tradiciones que nunca se deben perder. El problema es que, en la sociedad moderna que impera, con el bienestar como piedra angular, miramos para otro lado cuando surgen historias conmovedoras como la de Nicanor. No hay derecho a que, en pleno siglo XXI, una familia tenga que llegar a su casa andando tres kilómetros con una pendiente de vértigo. No hay derecho a que, en estos tiempos de máximo consumismo, no puedan acceder a una vivienda digna. Y no hay derecho a que no les dejen construir su propio camino, con su esfuerzo, sin esperar a que alguien se lo construya. La muerte de Nicanor debe despertar conciencias.

    Editorial