De nuevo, a negociar
Las urnas han vuelto a hablar, seis meses después. Los 350 escaños del Congreso ya tienen nombre, después de que los electores hayan repetido su cita por la incapacidad de los dirigentes de alcanzar un acuerdo con el mandato del 20D. En el caso de la provincia de Jaén, es ahí donde se ha reflejado en mayor medida el cambio sustancial, con el reparto de los cinco escaños no de manera bipartidista, entre PSOE y PP, sino con la irrupción de Unidos Podemos, que se hace con uno de los socialistas para llevar hasta el Congreso de los Diputados al cunero Diego Cañamero. Llegó para cubrir el hueco de Bódalo, que se encuentra en prisión, y ahora representará los intereses de la provincia en Madrid.
En Andalucía, el feudo socialista por antonomasia hizo aguas, sobre todo en las grandes ciudades, y fue el Partido Popular el que se hizo con la confianza de la mayoría del electorado. La comunidad autónoma que no conoce un gobierno del PP se tiñe un poco más de azul, con un resultado que tendrá repercusiones que, a corto o medio plazo, es posible que sobrepasen la frontera regional.
En la esfera nacional, conforme avanzaba el escrutinio, los datos hacían realidad lo que tanto se había reflejado en encuestas y sondeos. Los populares ganan en diputados, son los vencedores en las urnas, aunque sin la suficiente mayoría para que haya un nombre de futuro presidente encima de la mesa. Habrá que desplegar la capacidad negociadora, mucho diálogo, esa política tan poco efectiva en estos últimos meses, y esperar que ahora sí, sean capaces de acatar la decisión del pueblo: la democracia ha hablado y los líderes tienen que asumir su parte de responsabilidad para que España no siga en desgobierno.