Control de precios en test

La situación en la que se encuentra la sanidad pública y el incremento de los contagios de coronavirus obligan a los usuarios a adquirir directamente un test de antígenos en la farmacia antes de pedir cita en el centro de salud, presencial o telefónicamente, para realizarse la prueba diagnóstica. El precio normal ronda los cinco euros, pero la escasez del material y el incremento de la demanda hicieron que alcanzara picos de hasta diez euros, algo que no todas las familias se pueden permitir, sobre todo cuando hay ocasiones en las que no basta con uno, sino que hacen falta más y entre todos los miembros de la unidad. El anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de poner control al desorden de costes existente es bien recibido por el sector farmacéutico y por las asociaciones de consumidores, pero todos coinciden en señalar que se trata de una medida que llega tarde. La mayor objeción está en no haberla adoptado en plenas fiestas navideñas, cuando se disparó la compra por motivos evidentes. Según la consultora especializada Iqvia, entre el 13 y 26 de diciembre se vendieron en España 11,2 millones de análisis, lo que supone más de la mitad de los 20,4 millones comercializados en el país desde que el Ministerio de Sanidad dio en julio luz verde a la venta de estos dispositivos en farmacias. Los especialistas en Consumo consideran que el control de precios solo debe tomarse en casos extremos y como último recurso, porque puede llegar a introducir distorsiones en el mercado. Si el Gobierno impone un precio bajo que no resulte atractivo a las empresas, que pueden preferir vender a otros países, entonces se puede provocar una escasez crónica más difícil de resolver. Mucho cuidado.